“Los medios rusos del control del espacio aéreo detectaron sobre las aguas neutrales del mar de Chukotka un blanco aéreo que se estaba acercando a la frontera de Rusia”, ha anunciado el Centro Nacional de Gestión de la Defensa del país euroasiático.
En un comunicado emitido este martes, la estructura del Ministerio ruso de Defensa ha explicado que tres cazas MiG-31, de las Fuerzas de Defensa Aérea de Rusia, despegaron por turnos para interceptar el objeto en cuestión, identificado como un RQ-4B Global Hawk de la Fuerza Aérea de EE.UU.
Los cazas regresaron a su base después de que el aparato cambiara de rumbo y empezara a alejarse de las fronteras rusas, ha agregado la nota, según recoge la agencia local de noticias Sputnik.
La nota también subraya que los MiG-31 cumplieron su misión de conformidad con las reglas internacionales, impidiendo la incursión del RQ-4B Global Hawk, considerado el mayor dron espía estadounidense, en el espacio aéreo ruso.
Se trata de la segunda interceptación de un aparato espía estadounidense realizada por Rusia en esta semana. El domingo, un caza ruso Sujoi Su-27 interceptó sobre el mar Negro un avión de reconocimiento de radio EP-3E de la Armada de EE.UU. que volaba cerca de la frontera rusa.
Los vuelos de espionaje de EE.UU. y algunos países occidentales cerca de las fronteras rusas han aumentado en los últimos años, a medida que Washington y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han incrementado su presencia militar en el este de Europa, en un claro desafío a Rusia.
Moscú considera una inadmisible amenaza directa a su seguridad nacional las actividades de EE.UU. y sus aliados occidentales cerca de sus fronteras. Por ello, ha establecido recientemente estaciones de radar capaces de detectar objetivos de ataque a una distancia de 3000 kilómetros y de interceptar cazas sigilosos, entre otras medidas.
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