Desde Finlandia, Lavrov lamentó la escalada de la tensión entre las fuerzas sirias y turcas en la región de Idlib. El canciller ruso consideró que el problema actual es el resultado de que Turquía no ha cumplido los acuerdos a los que llegó el presidente de Rusia, Vladimir Putin, con su par turco, Recep Tayyib Erdogan, en la ciudad rusa de Sochi en 2018 para desmilitarizar Idlib.
Ambos presidentes se reunirán este jueves en Moscú, la capital rusa, para abordar la situación en Idlib, aunque Lavrov precisó que Rusia y el Gobierno sirio no detendrán la lucha contra el terrorismo. El jefe de la Diplomacia rusa restó importancia, además, a las preocupación de Europa sobre la inmigración ilegal.
La decisión de Erdogan de abrir las fronteras de su país la semana pasada hizo que miles de refugiados se dirigiesen hacia los países europeos. Ankara está acusado de utilizar el asunto migratorio como una herramienta para promover fines políticos.
En el campo de batalla, lo soldados sirios siguen cosechando victorias. Acaban de liberar dos localidades cercanas a la ciudad de Saraqib, una ciudad siria clave en la provincia de Idlib, cuyo control estaba en manos de grupos armados apoyados por Ankara.
Turquía confirmó que uno de sus militares murió y otros 9 resultaron heridos en los choques en Idlib. Damasco aseguró, asimismo, haber derribado un avión no tripulado (dron) turco en las cercanías de Saraqib.
Un total de 53 soldados turcos han perdido la vida en Idlib hasta ahora. El Gobierno de Bashar al-Asad se ha mostrado decidido a retomar el control de la zona, el último bastión de los grupos armados opositores. La mayor parte de Idlib está bajo el control de la banda extremista Hayat Tahrir Al-Sham (Junta de Liberación del Levante), —liderada por el Frente Al-Nusra (autoproclamado Frente Fath Al-Sham), considerado terrorista por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
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