“Somos testigos de los crecientes esfuerzos (de Estados Unidos) para proporcionar armas de destrucción masiva a Kiev. Como me he dado cuenta, hay planes para expandir ejercicios militares cerca de nuestras fronteras”, ha subrayado este lunes Riabkov.
En declaraciones al programa 60 Minutos del canal de televisión Rossiya 1, el viceministro ruso de Exteriores ha señalado que los estadounidenses están jugando con fuego. Asimismo, ha calificado de desestabilizadores los actos del país norteamericano.
Moscú ya ha compartido sus preocupaciones al respecto con el representante especial de EE.UU. para Ucrania, Kurt Volker, ha señalado Riabkov a la vez que ha expresado su esperanza de que el funcionario norteamericano informe a sus “jefes” lo abordado con las autoridades rusas.
Somos testigos de los crecientes esfuerzos (de Estados Unidos) para proporcionar armas de destrucción masiva a Kiev. Como me he dado cuenta, hay planes para expandir ejercicios militares cerca de nuestras fronteras”, declara el vicecanciller ruso, Serguéi Riabkov.
En cuanto a los acuerdos de Minsk, el vicecanciller ruso ha destacado que Washington no está preparado para actuar de buena fe y de modo coherente para garantizar la implementación de los acuerdos de Minsk destinados a resolver el conflicto en el este de Ucrania.
“Es necesario aumentar la presión sobre Kiev en lugar de animar el sentimiento de venganza”, ha apostillado el diplomático ruso, para luego indicar que buscar venganza “solo reducirá las posibilidades de alcanzar un acuerdo”.
En marzo pasado, el Departamento de Defensa estadounidense (el Pentágono) ratificó la venta al Gobierno ucraniano de 210 misiles antitanque Javelin y 37 unidades de mando, por un valor estimado de 47 millones de dólares. Dos meses después, el Congreso norteamericano aprobó en mayo un proyecto de ley para otorgar un paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 250 millones de dólares.
Rusia, no obstante, ha advertido en reiteradas ocasiones a EE.UU. de que proporcionar armas a Ucrania llevará a una escalada de tensiones en el conflicto de Donbás (la cuenca del río Don, en el este de Ucrania) e impedirá la implementación de los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015.
Según Moscú, Washington “desatará un nuevo baño de sangre” si alimenta el conflicto, iniciado al lanzar Kiev una operación militar para hacer frente a los independentistas en 2014, cuando la península de Crimea optó por adherirse a Rusia mediante un referendo.
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