“Hace 37 años, en un día como hoy, la indefensa ciudad de Halabja fue objetivo de un ataque con armas químicas, producidas con la colaboración técnica y tecnológica de Estados Unidos y algunos países europeos. Decenas de miles de personas inocentes perdieron la vida o sufrieron daños permanentes y dolorosos durante este horrible crimen de guerra”, ha dicho este domingo el portavoz de la Cancillería iraní, Esmail Baqai, en su cuenta de X.
Ha señalado, además que el pueblo iraní, sobre todo, la población de la ciudad noroccidental de Sardasht, entre otros civiles y militares iraníes que también sufrieron bombardeos químicos durante la guerra de ocho años (1980-88) impuesta por Irak a Irán, comparten el dolor y sufrimiento de la gente de Halabja.
El vocero de la Diplomacia persa ha dicho que los sobrevivientes de dichos ataques horrendos siguen demandando justicia, enfatizando que “el paso del tiempo no puede atenuar la gravedad de este crimen ni disminuir la demanda de ‘verdad y justicia’”.
Ha advertido también que Europa no puede seguir evadiendo su responsabilidad en ese crimen, y al mismo tiempo, autoproclamarse un defensor de los derechos humanos.
“Mientras los países europeos, como socios en el suministro y desarrollo del programa de armas químicas de Irak, eviten declarar la “verdad” y asumir su responsabilidad, sus afirmaciones sobre el respeto a los derechos humanos y el estado de derecho seguirán siendo completamente desacreditadas”, matiza.
El bombardeo químico de Halabja, en el Kurdistán iraquí, el 16 de marzo de 1988, fue uno de los acontecimientos más amargos de la guerra impuesta. En aquel día, aviones del Ejército iraquí arrojaron bombas químicas contra zonas residenciales de la ciudad kurda por orden de Sadam. Los ataques se llevaron a cabo en represalia por el apoyo de los combatientes kurdos iraquíes al Ejército iraní en la guerra que Irak inició contra su vecino persa con el pleno respaldo de los países occidentales.
De acuerdo a cifras oficiales, en la masacre murieron 5000 civiles y 10 000 más resultaron heridos. Cabe destacar que en los ataques se usaron múltiples agentes, como cianógeno, gas mostaza y gases neurotóxicos y aún hoy, unas 45 000 personas sufren las dolorosas consecuencias de aquellos actos inhumanos, como el cáncer y otras enfermedades causadas por gases tóxicos.
A pesar de que el papel de las compañías occidentales para capacitar al régimen de Sadam a conseguir armamento químico fue un secreto a voces, más tarde los documentos desclasificados indicaron que los agentes químicos fueron manufacturados en Irak con tecnología y sustancias precursoras procedentes de países como Estados Unidos y Alemania.
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