Para el jefe de la Diplomacia persa, las medidas saudíes como la ejecución del destacado clérigo chií el sheij Nimr Baqer al-Nimr promueven el extremismo en la región.
Además, el alto funcionario iraní ha hecho hincapié en la necesidad de realizar acciones coordinadas regionales e internacionales para impedir medidas contra los grupos religiosos y evitar las políticas basadas en el sectarismo.
La postura de Zarif se ha dado a conocer durante sus diálogos telefónicos por separado con sus pares regionales; el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon; y la jefa de la Diplomacia europea, Federica Mogherini.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores ha condenado la ejecución inhumana del mencionado prominente líder chií y ha dejado en claro que está en contra de todas las leyes internacionales en materia de derechos humanos.
Al calificar a Al-Nimr de un clérigo valiente, ha considerado su ejecución como otro paso a continuación de las políticas divisivas de Riad y su apoyo a los terroristas extremistas que ha creado caos y crisis en la región y en el mundo.
Para acabar, el canciller de la República Islámica ha recordado el compromiso de este país para garantizar la seguridad de las sedes diplomáticas de otros países en el territorio iraní.
Hoy domingo, se ha celebrado una concentración frente a la embajada saudí en Teherán (capital persa), pero ha sido dispersada por las fuerzas de seguridad. Pero, otra protesta se ha formado en una plaza céntrica en Teherán en rechazo de la ejecución del sheij Al-Nimr.
Al-Nimr fue detenido en julio de 2012 y condenado a la pena capital en octubre de 2014 por apoyar las protestas antigubernamentales en Al-Qatif, en el este del reino árabe, defender los derechos de los prisioneros y desobedecer a la familia real.
La ejecución del clérigo chií, de 56 años de edad, junto a otras 46 personas en Arabia Saudí, por supuestos cargos de terrorismo generó las censuras regionales y despertó la ira y las protestas de las comunidades chiíes.
En Irán, varias instituciones y personalidades como el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, el presidente Hasan Rohani, y los clérigos iraníes, entre otros, han mostrado su enérgica condena a este respecto.
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