El colono, enmascarado y a caballo, llega a la aldea de Khirbet Wadi a-Rakhim, en las colinas del sur de la ciudad de Al-Jalil (Hebrón), con un rebaño de alrededor de 20 vacas, dejando que el ganado paste en un campo de cebada que pertenece a una familia palestina en los suburbios de la localidad.
El vídeo, capturado el 4 de agosto, muestra al colono, acompañado de otros tres, maldiciendo al hombre palestino y a su esposa, y afirmando que la tierra, la casa y el pozo cercano son de ellos.
Uno de los colonos, tres de los cuales llevaban porras, se acerca y sigue al palestino mientras lo acosa verbalmente, diciendo que le gustaría encontrarse con él en el centro de detención militar de Sde Teiman. Luego lo amenaza con violarlo en esa prisión.
De hecho, el colono hizo referencia a las agresiones sexuales cometidas por soldados israelíes en el campo de Sde Teiman contra prisioneros palestinos el mes pasado.
Los tres colonos que llegaron en coche se marcharon después de unas dos horas, mientras que el colono a caballo continuó pastando su rebaño en el campo durante aproximadamente una hora, según B’Tselem.
Se estima que en las prisiones israelíes hay 9700 presos palestinos, que siempre han denunciado haber sido sometidos a torturas y abusos sexuales.
El colonialismo de asentamientos, del cual el sionismo forma parte, busca borrar de manera permanente la presencia de los nativos en todos los niveles, para reemplazarla con una nueva sociedad basada en normas coloniales. En la mayoría de los casos, este proceso desemboca, como en el caso palestino, en un genocidio indígena.
Dentro de esta campaña violenta para reemplazar a la población nativa palestina es donde debemos ubicar la violencia sexual contra los palestinos. Esta forma de violencia siempre ha sido parte de los esfuerzos del estado colonial sionista para lograr su objetivo final de eliminar todo vestigio palestino.
msm/ncl/rba