Myriam Laaroussi, coordinadora de emergencias de MSF, declara a Al Jazeera que la falta de suministros afecta a pacientes, especialmente a los niños de Gaza, vulnerables a las enfermedades, mientras alerta de brotes de poliomielitis y sarna, pues la unidad de desalinización ya no funciona por falta de electricidad, cortada por Israel.
En el segundo día del mes sagrado de Ramadán, en marzo pasado, el régimen israelí cerró los cruces por donde debía fluir la ayuda humanitaria hacia la Franja de Gaza, en un intento de provocar hambruna y emplearla como arma de guerra.
La activista de MSF señala que el panorama del enclave costero implica una “muerte lenta” para muchos palestinos, con escasez de alimentos y agua, que conduce a una pérdida de peso y problemas médicos, mientras critica las órdenes diarias de evacuación forzosa, lo que obliga a muchas personas a abandonar sus hogares para trasladarse a campamentos y vivir en tiendas de campaña.
Reportes desde la Franja de Gaza indican el cierre de panaderías, la escasez de agua y alimentos, crisis de combustible y el colapso del sistema de salud debido al cerco sionista, que ya se extiende por más de un mes, como parte de un genocidio donde Israel ha causado la muerte a más de 50 800 palestinos desde octubre de 2023.
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