El régimen de Israel luce aislado, incluso, entre sus propios aliados. La aplicación del plan del primer ministro Benjamín Netanyahu de anexionar partes de los territorios ocupados a los palestinos en Cisjordania, se está convirtiendo en un gran desafío. Netanyahu demoró su polémico plan, que solo cuenta con el apoyo de EE.UU., en medio del rechazo internacional, y es que las posturas críticas no paran de llegar. Este miércoles, el primer ministro británico, Boris Johnson, quien se considera “apasionado defensor de Israel”, se unió a la larga lista de quienes reprueban el plan.
Netanyahu dice que Israel debe anexionarse partes de Cisjordania en línea con el plan de paz presentado por la Administración de Donald Trump en enero pasado, que contempla que Israel ponga bajo su control permanente un 30 % del territorio.
Un hecho ilegal que ahora ha levantado una fuerte indignación entre los políticos norteamericanos. Al menos 9 congresistas demócratas, entre ellos Bernie Sanders, han escrito una carta al secretario de Estado, Mike Pompeo, asegurando que promoverían una medida para cortar el apoyo financiero de EE.UU. a Israel si éste procede con su plan de anexión.
Las indignaciones han llegado a un nivel que incluso el Vaticano, en una medida sin precedentes, convocó al mismo tiempo a los embajadores de Israel y EE.UU., para expresar su preocupación acerca de los planes israelíes. Al llamado para detener la anexión se unió también Francia, otro aliado del régimen.
Las reacciones tuvieron lugar cuando, en la propia Palestina, las manifestaciones en rechazo al plan continúan. Miles de personas salieron a las calles de la Franja de Gaza y la cisjordana ciudad de Jericó.
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