Publicada: martes, 29 de abril de 2025 2:42

Mahmud Abás, actual presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), ha sido durante mucho tiempo una figura controvertida e impopular entre los palestinos de Cisjordania ocupada y Gaza.

Por: Hamid Javadi *

Esta semana, Abás cayó aún más bajo al lanzar un feroz ataque verbal contra el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), con base en Gaza, el cual ha estado en la primera línea de defensa contra la ocupación israelí, la limpieza étnica y el genocidio.

En un encendido discurso pronunciado el miércoles desde Ramalá, en Cisjordania ocupada, Abás calificó a los miembros de HAMAS de “hijos de perros”, instándolos a deponer las armas, liberar a los retenidos israelíes y entregar el control de Gaza, repitiendo las mismas exigencias formuladas por los líderes israelíes.

Sus declaraciones tuvieron lugar durante la apertura de la 32ª sesión del Consejo Central Palestino (CCP), un organismo de toma de decisiones que ha demostrado ser ineficaz y que sólo se ha reunido dos veces desde 2018.

En lugar de dirigir su indignación contra el régimen de ocupación israelí, responsable de la muerte de más de 52 000 palestinos en Gaza desde octubre de 2023, Abás atacó al grupo de Resistencia que ha defendido el territorio contra el régimen genocida durante más de dieciocho meses.

El insulto de Abás no fue un lapsus ni una declaración improvisada, sino un error moral calculado por parte de un líder octogenario que tiene una larga trayectoria de desprecio hacia un amplio sector de la población palestina.

No era la primera vez que Abás utilizaba un lenguaje denigrante para referirse a sus compatriotas. En su discurso ante las Naciones Unidas en mayo de 2023, llegó incluso a calificarlos abiertamente de “animales”.

“Sálvennos. Hombre, ¿por qué no nos salvas? Incluso a los animales, hay que salvarlos, ¿verdad? Si tienes un animal, ¿no lo proteges? Qué vergüenza que no protejan ni a los animales”, declaró en aquella ocasión.

Sus insultantes comentarios en la conferencia del CCP desataron una oleada de condenas y dejaron en evidencia su creciente desconexión respecto del pueblo al que se supone que debe representar. Los responsables de HAMAS criticaron a Abás por desviar la atención de la agresión israelí continua contra los palestinos.

Bassem Naim, alto dirigente de HAMAS, sugirió que los comentarios de Abás eran un intento deliberado de encubrir la colaboración de la ANP con Israel. El Movimiento Muyahidín Palestino, escindido de la facción Al-Fatah de Abás en la década de 2000, también condenó sus declaraciones, subrayando su incapacidad para unir a las facciones palestinas frente a las amenazas israelíes.

Cada vez más palestinos consideran a Abás un obstáculo para su causa. Sus críticos lo acusan de colaborar con las fuerzas de ocupación israelíes y de adoptar un estilo de liderazgo autoritario que socava la unidad y la resistencia palestinas en un momento crucial.

¿Cómo llegó Mahmud Abás al poder?

El ascenso de Abás al poder está profundamente entrelazado con la turbulenta historia de la Autoridad Nacional Palestina y resulta clave para entender el estado actual de la lucha por la liberación, dos décadas después.

La Autoridad Nacional Palestina se estableció en 1994 tras los Acuerdos de Oslo como un órgano de gobierno temporal para los palestinos de Cisjordania, Al-Quds (Jerusalén) y Gaza. Su creación tenía como objetivo allanar el camino hacia un Estado palestino independiente.

Sin embargo, el fracaso de las negociaciones sobre el estatus final en el año 2000 convirtió a la ANP en una institución permanente con su propio aparato de seguridad.

El colapso de las conversaciones de Camp David en julio de 2000, unido a la polémica visita del entonces primer ministro israelí Ariel Sharon a Al-Aqsa, desencadenó la Segunda Intifada. Este levantamiento, que duró hasta 2005, se saldó con más de 3000 palestinos muertos y marcó un punto de inflexión para la ANP.

En medio de la agitación, Abás emergió como una figura clave. En 2003, bajo presión de Washington, Yaser Arafat, entonces líder de la ANP, lo nombró primer ministro. Crítico con la Segunda Intifada, Abás buscó negociar con Israel, pero fue objeto de críticas entre los palestinos por sus concesiones en temas como los prisioneros palestinos y sus llamamientos a desarmar a los grupos de Resistencia.

Su mandato como primer ministro fue breve; renunció en septiembre de 2003 en medio de crecientes tensiones con Arafat. Tras la muerte de Arafat en 2004, Abás fue elegido presidente de la Autoridad Nacional Palestina en 2005.

A diferencia de su predecesor, Abás se opuso a la Resistencia armada —considerada por la mayoría de los palestinos como la única forma legítima de hacer frente a la ocupación y agresión israelí—, postura que ha definido su liderazgo hasta el día de hoy.

Con el paso de los años, la autoridad de la ANP se ha visto erosionada, controlando sólo partes de Cisjordania ocupada y recibiendo duras críticas por reprimir a su propio pueblo y colaborar con las fuerzas israelíes.

Dicha colaboración se ha intensificado tras el lanzamiento de la guerra genocida de Israel contra Gaza en octubre de 2023.

En diciembre de 2024, la ANP dirigida por Abás llevó a cabo una amplia operación de represión en la ciudad de Yenín y su campo de refugiados, con el objetivo de desmantelar el Batallón de Yenín, un grupo armado de Resistencia contra la ocupación israelí en Cisjordania.

 

Las fuerzas de seguridad de la ANP se enfrentaron a combatientes de la Resistencia, asaltaron hospitales y dispararon contra civiles. Esta operación sirvió de antesala al mayor ataque israelí en Cisjordania ocupada desde la Segunda Intifada.

En enero, las fuerzas de ocupación israelíes lanzaron la llamada operación “Muro de Hierro”, desplegando tanques en las ciudades y pueblos de Cisjordania ocupada por primera vez para destruir los campamentos.

La ONU informó que más de 40 000 refugiados palestinos fueron desplazados de sus campamentos. Las fuerzas de la ANP continuaron asistiendo a las fuerzas del régimen israelí en las redadas en Yenín y otras ciudades de Cisjordania ocupada.

A lo largo de los años, Abás ha demostrado ser un facilitador de la ocupación israelí más que un defensor de los derechos y la liberación del pueblo palestino.

Desde la invasión israelí de Gaza, Abás ha amplificado las demandas israelíes de desarme de los grupos de Resistencia, actuando como un brazo ejecutor del régimen israelí contra la Rresistencia.

Saboteando a HAMAS desde el principio

Cuando HAMAS ganó las elecciones parlamentarias de 2006, Abás se alineó con Estados Unidos e Israel para impedir que el gobierno dirigido por HAMAS funcionara como una administración democráticamente elegida.

En 2007, las fuerzas de seguridad de Abás, en coordinación con los estadounidenses, intentaron derrocar al gobierno de HAMAS en Gaza, pero fueron totalmente superadas.

David Wurmser, exfuncionario estadounidense, reconoció entonces que la administración del expresidente George W. Bush estuvo involucrada en “una guerra sucia para proporcionar la victoria a una dictadura corrupta liderada por Abás”.

Desde entonces, Gaza ha sufrido un asfixiante bloqueo israelí, mientras Abás ha permanecido indiferente al sufrimiento del pueblo palestino en el territorio sitiado.

Abás ha socavado la causa palestina de múltiples maneras. Frecuentemente criticado por los palestinos como un títere de los estadounidenses, israelíes y otros actores regionales, Abás ha mantenido un férreo control sobre la vida política palestina durante dos décadas.

Ha destituido gobiernos, nombrado primeros ministros, cancelado elecciones, malgastado miles de millones de dólares, protegido la corrupción de sus allegados y creado un tribunal constitucional para disolver el Consejo Legislativo liderado por HAMAS.

Bajo el liderazgo de Abás, el sueño palestino de establecer un Estado independiente con Al-Quds (Jerusalén) como capital se ha alejado cada vez más de la realidad.

Aunque Abás suele hacer declaraciones en favor de la creación del Estado palestino en foros internacionales, sus acciones muestran un distanciamiento claro de ese objetivo. Influenciado por funcionarios israelíes y estadounidenses, Abás ha llegado a creer que la creación de un Estado palestino es inalcanzable.

En lugar de enfrentarse a Israel, Abáss ha priorizado su propia supervivencia política, profundizando la dependencia y la coordinación de la ANP con Israel.

Para los palestinos, esto constituye una verdadera traición a sus aspiraciones de libertad y soberanía.

Ha llegado el momento de que los palestinos recuperen su autonomía y tracen un nuevo rumbo para su futuro. Destituir a Abás no es solo una necesidad política, es un paso crucial para restaurar la esperanza y realizar el anhelo palestino de libertad y autodeterminación.

* Hamid Javadi es periodista y analista sénior iraní, residente en Teh


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.