Publicada: jueves, 20 de marzo de 2025 14:18

El martes, ataques aéreos israelíes mataron a cientos de palestinos, incluyendo mujeres y niños, en Gaza, reanudando la violencia tras una breve pausa en enero.

Por: Hamid Javadi *

El mundo despertó el martes con la noticia de los masivos ataques aéreos israelíes que mataron a cientos de palestinos, incluidos muchos mujeres y niños, a través de la Franja de Gaza, un espectáculo horroroso familiar que había hecho una pausa breve cuando Israel aceptó un alto el fuego en enero.

El blitzkrieg aéreo (guerra relámpago) apuntó a áreas densamente pobladas, refugios improvisados y edificios residenciales. Las autoridades palestinas informaron que más de 400 personas han muerto, en su mayoría mujeres, niños y altos funcionarios del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), con cientos más de heridos.

Los hospitales y los equipos de defensa civil en Gaza se han visto desbordados por los heridos.

La ofensiva renovada llega apenas 16 días después de que finalizara la primera fase de un acuerdo de alto el fuego. El acuerdo, de tres fases, tenía como objetivo poner fin definitivamente a la guerra, una retirada total de Israel de Gaza y la liberación de todos los prisioneros israelíes que HAMAS mantiene desde el 7 de octubre.

Esto marca la escalada más significativa desde que el frágil alto el fuego entró en vigor el 19 de enero. Las condenas llegaron desde todo el mundo mientras circulaban en las redes sociales y medios de comunicación las imágenes de cuerpos civiles palestinos envueltos en sudarios blancos, empapados en sangre.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitió una declaración en la que el secretario general, António Guterres, se mostró “conmocionado” por los ataques aéreos israelíes en Gaza, que resultaron en un número significativo de muertes civiles. El jefe de la ONU, junto con muchos líderes mundiales, incluidos algunos de los aliados de Israel, hizo un fuerte llamado a que se respetara el alto el fuego.

Pero la pregunta es: ¿Por qué el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenó la reanudación de la guerra sin restricciones contra Gaza?

Para entender la lógica detrás de esta decisión, es importante examinar la interacción de las presiones internas, la propia supervivencia política de Netanyahu y un aparente cambio de política por parte de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump.

Los funcionarios israelíes afirman que la nueva ofensiva tiene como objetivo atacar el liderazgo de HAMAS, que ha resurgido para recuperar el control de Gaza. Argumentan que los ataques renovados ayudarán a asegurar la liberación de los 59 cautivos que aún se encuentran en Gaza.

Sin embargo, esto es difícil de creer, ya que HAMAS había estado cumpliendo sus compromisos bajo el acuerdo de alto el fuego, liberando a los prisioneros israelíes en lotes, tal como se acordó.

Fue el régimen israelí el que violó repetidamente el acuerdo durante su primera fase, lanzando ataques esporádicos sobre Gaza y negándose a pasar a la segunda fase, con el respaldo de Estados Unidos. La segunda fase habría incluido el fin permanente de la guerra y una retirada total de las fuerzas ocupantes.

Israel propuso extender la primera fase del alto el fuego por hasta 60 días para permitir la liberación de más prisioneros. Sabiendo que esto podría despojarlo de influencia en futuras negociaciones para terminar la guerra, HAMAS rechazó la propuesta, pidiendo en su lugar que se avanzara a la segunda fase del alto el fuego como se había acordado previamente.

Mientras tanto, Israel intentó imponer nuevos términos en las negociaciones, exigiendo que HAMAS continuara liberando prisioneros israelíes a cambio de prisioneros palestinos, pero sin comprometerse a poner fin a la guerra ni retirar sus fuerzas.

Las familias de los cautivos y los ya liberados creen que este enfoque solo pondrá en peligro las vidas de los que aún permanecen en Gaza. Se han pronunciado en contra de Netanyahu, acusándolo de abandonar a sus seres queridos en favor de la escalada militar.

Un grupo de defensa que representa a las familias acusó al régimen de Netanyahu de abandonar a los prisioneros restantes en Gaza. “Estamos conmocionados, enfadados y asustados por la interrupción deliberada del proceso para traer de vuelta a nuestros seres queridos”, señaló el grupo en un comunicado.

Aunque las encuestas muestran que la mayoría de los israelíes apoyan un alto el fuego para traer de vuelta a los prisioneros, hay una facción vocal de colonos y miembros del gabinete más duros que prefieren continuar la guerra hasta que HAMAS sea “derrotado”.

Esta división ha alimentado tensiones políticas dentro del régimen, con muchos, incluidos algunos de los aliados de Netanyahu, considerando el alto el fuego como “antipatriótico” y una señal de debilidad.

Esta facción política y sus seguidores defienden la expulsión total de los palestinos de Gaza, una idea que ha ganado fuerza desde que el presidente Trump presentó su polémico plan para el territorio, que también incluye que Israel recupere el control de los asentamientos que evacuó en 2005.

 

Netanyahu depende de esta facción para mantener su coalición y evitar su colapso. Ellos creen que la fuerza militar bruta contra los palestinos es clave para la supervivencia de Israel.

Al reanudar la agresión aérea, Netanyahu buscó reforzar su imagen como un líder que no está dispuesto a ceder ante Hamas. Sin embargo, esta apuesta podría salir mal e incluso costarle su puesto como primer ministro, algo que le es muy querido.

En última instancia, para Netanyahu, la decisión se reduce a la supervivencia política. El primer ministro enfrenta una enorme presión de sus socios de coalición de extrema derecha para reanudar la guerra. Algunos ministros halcones habían renunciado o amenazado con renunciar en protesta por el alto el fuego de enero, poniendo en peligro la coalición de Netanyahu y su gobierno.

El Partido Otzma Yehudit (Poder Judío), liderado por Itamar Ben-Gvir, anunció su regreso al gabinete tras la reanudación de las hostilidades el martes. Este movimiento le proporciona a Netanyahu votos cruciales mientras trabaja para aprobar un proyecto de ley del presupuesto, un requisito legal para evitar que su coalición se derrumbe.

El regreso del partido de Ben-Gvir, que tiene seis escaños en el parlamento, sirve como un salvavidas para Netanyahu a medida que se acerca la fecha límite para aprobar el presupuesto.

En un nivel más práctico, podría argumentarse que Netanyahu usó el alto el fuego como una retirada táctica para reponer el arsenal de Israel, que está compuesto principalmente por armas y municiones suministradas por Estados Unidos.

El ejército israelí, que había estado sobrecargado por más de 15 meses de bombardeos implacables en Gaza, ahora posee capacidades que le faltaban hace seis semanas. La moral entre los soldados israelíes también había alcanzado un nivel bajo histórico, con muchos desobedeciendo órdenes para regresar al combate.

Desde entonces, los aviones de guerra y otro equipo militar han sido reparados, y las tropas han tenido tiempo para descansar.

Es probable que Netanyahu nunca haya tenido la verdadera intención de aceptar el alto el fuego, pero se sintió obligado a hacerlo. Puede que no tuviera un deseo genuino de poner fin a las hostilidades, pero se vio con pocas opciones.

Sin embargo, esto podría resultar ser un error de cálculo por parte de Netanyahu y sus aliados. Así como Israel utilizó la pausa para reponer sus existencias, también lo hizo HAMAS.

HAMAS y otros grupos de Resistencia palestinos montaron una feroz resistencia durante la guerra. Los comandantes militares israelíes se sorprendieron con la rapidez con que HAMAS y otras facciones se reagruparon y reaparecieron en áreas de Gaza donde Israel los había declarado derrotados.

En respuesta a la renovada agresión israelí, HAMAS dejó claro que Israel no lograría lo que no pudo alcanzar a través de negociaciones mediante la vía militar. Israel ha buscado desmantelar a HAMAS mediante ambos enfoques, pero ninguno ha tenido éxito.

La decisión de Netanyahu de reanudar la guerra también coincide con sus juicios de corrupción en curso y las protestas generalizadas contra sus políticas. Si es condenado, Netanyahu podría enfrentarse a prisión. El mismo día que Israel lanzó sus nuevos ataques sobre Gaza, un tribunal aceptó su solicitud de omitir una audiencia “debido a la renovación de la guerra”.

Ciertamente, podría usar una distracción en el frente interno. Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos. Una ofensiva militar prolongada podría profundizar las divisiones dentro de la sociedad israelí, particularmente si más prisioneros son asesinados en bombardeos indiscriminados en Gaza.

Sin embargo, Netanyahu parece dispuesto a asumir ese riesgo. Para él, la guerra con HAMAS no es solo un asunto interno, sino un componente crítico de la estrategia regional de Israel. Adoptando una postura inflexible, puede estar buscando enviar un mensaje al más amplio Eje de Resistencia.

El apoyo inquebrantable de la administración Trump a Israel también parece haber sido un factor. Esto ha envalentonado a Netanyahu para seguir una estrategia más agresiva en la región, con implicaciones potencialmente de largo plazo para la estabilidad regional.

Junto con los ataques a Gaza, el ejército israelí ha estado llevando a cabo ataques aéreos regulares sobre el sur del Líbano desde que alcanzó un acuerdo de alto el fuego con el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) para poner fin a lo que fue la guerra más larga y mortal entre ambos bandos.

La reanudación de la guerra sobre Gaza llega apenas días después de que el presidente Trump ordenara un masivo ataque militar contra Yemen. El movimiento de Resistencia yemení Ansarolá comenzó a atacar barcos vinculados a Israel en el mar Rojo, uno de los pasajes marítimos más transitados del mundo, poco después de que Israel desatara la guerra genocida sobre Gaza en octubre de 2023.

Al ordenar los ataques, Trump también prometió responsabilizar a Irán por cualquier ataque adicional por parte de los yemeníes. El liderazgo militar de Irán mantiene que si Estados Unidos o el régimen israelí recurren a cualquier aventura militar imprudente contra el país, todas las bases militares estadounidenses en la región serán aniquiladas.

Trump, que se atribuyó el mérito del alto el fuego entre Israel y HAMAS poco antes de asumir el cargo, ha dejado claro que apoyaría a Netanyahu si opta por reanudar la guerra.

El martes, la Casa Blanca confirmó que Trump había sido consultado “por los israelíes sobre sus ataques en Gaza”.

La reanudación de la guerra en Gaza repercute mucho más allá de sus fronteras, escalando las tensiones con Hezbolá, Ansarolá y el más amplio Eje de Resistencia.

Aunque la narrativa oficial presenta la ofensiva como una estrategia para presionar a HAMAS y asegurar la liberación de los cautivos israelíes, los motivos más amplios parecen estar arraigados en el deseo de Netanyahu de asegurar su supervivencia política en casa y proyectar poder a nivel regional.

Para los miles de palestinos desplazados nuevamente y las familias de los cautivos israelíes, las perspectivas de paz parecen tan distantes como siempre.

* Hamid Javadi es un periodista y comentarista iraní de alto nivel con base en Teherán.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.