La medida será adoptada en respuesta a una propuesta planteada por el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, durante una conversación telefónica con el vicepresidente estadounidense, Joe Biden.
Según la propuesta, Estados Unidos establecerá una zona libre de armas en la "línea de contacto" que separa la frontera ucraniana con la rusa y será vigilada por observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Durante la conversación telefónica, tanto Poroshenko como Biden denunciaron la constante violación de los acuerdos firmados en febrero en Minsk por los independentistas y abogaron por un alto el fuego y la retirada del armamento pesado en el este del país europeo.
Asimismo, discutieron otras cuestiones como la adopción de medidas coherentes para avanzar en la resolución del conflicto y la "urgencia" de "buscar justicia" por el derribo de un avión de pasajeros hace un año en el este de Ucrania, ya que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) prevé votar la próxima semana un documento que contempla crear un tribunal para juzgar a los responsables de la tragedia.
En otra medida paralela, el Ejército estadounidense prevé entrenar a militares ucranianos a finales de 2015, procedimiento que se realizará tras la petición formal por parte del Gobierno ucraniano, según informó el viernes el Departamento de Estado de EE.UU.
Este programa "adicional" eleva la asistencia total de seguridad a Ucrania a 244 millones de dólares (unos 222 millones de euros) y forma parte del acuerdo de "cooperación" que mantiene con Ucrania, precisó el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Mark Toller.
Desde abril de 2014, cuando Kiev lanzó un operativo militar para acallar a los opositores que denunciaban el derrocamiento del entonces presidente, Víctor Yanukóvich, Ucrania está sumergida en un conflicto que, hasta el momento, se ha saldado con más de 6400 muertos y dejado 1,3 millones de desplazados internos.
EE.UU. ha proporcionado a Kiev apoyo económico y militar desde el inicio de las operaciones militares contra los independentistas en el este de Ucrania (en las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk).
Se cree que la decisión de Washington aumente aún más las tensiones existentes por la crisis en Ucrania y ponga en peligro el frágil acuerdo de tregua que fue firmado el 12 de febrero entre las partes involucradas en el conflicto.
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