“Los africanos están convencidos de que la CPI es una herramienta colonial que requiere la fundación de un tribunal africano para lograr una justicia fundamentada en las pruebas, no en las mentiras y las consideraciones políticas”, dijo el domingo.
El mandatario —sobre quien pesa una orden de arresto internacional emitida por la CPI debido a los crímenes de lesa humanidad perpetrados en Darfur (en el oeste de Sudán)— calificó de injusto al organismo debido a su conducta con los países africanos y al “doble rasero” que mantiene contra los líderes del continente, y abogó por la creación de un tribunal africano para lograr justicia.
Los africanos están convencidos de que la CPI es una herramienta colonial que requiere la fundación de un tribunal africano para lograr una justicia fundamentada en las pruebas, no en las mentiras y las consideraciones políticas”, dijo Omar Hasan al-Bashir, presidente de Sudán.
“Los países africanos no necesitan evaluaciones extranjeras que sirvan a agendas específicas y que usen criterios irrelevantes para los valores y tradiciones propios”, apostilló.
Las declaraciones de Al-Bashir se producen en una especial coyuntura: la Unión Africana (UA) ha decidido la salida de todos sus miembros del Estatuto de Roma, que regula la CPI, porque desdeña los crímenes cometidos por los gobiernos occidentales y se centra, de manera casi exclusiva, en los dirigentes del continente africano.
La CPI emitió dos órdenes de arresto contra Al-Bashir, en 2009 y 2010, por los conflictos en la región de Darfur. El primer fallo está relacionado con crímenes de guerra y de lesa humanidad y el segundo con genocidio.
Conforme a los datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los conflictos que comenzaron en 2003 en Darfur han dejado unos 300 000 muertos y 2 millones de desplazados, casi una tercera parte de su población total.
Al-Bashir, que asumió el cargo presidencial en 1989, fue reelegido el 27 de abril de 2015, tras unos comicios boicoteados por la oposición.
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