El presidente de EE.UU., Donald Trump, colgó casi inmediatamente en su cuenta en Twitter, las imágenes publicadas de un ataque lanzado ayer domingo por un grupo de alborotadores contra el consulado iraní en la ciudad santa iraquí de Karbala (centro), que, al no poder acceder a la sede diplomática, debido a la protección policial, intentó prenderle fuego.
Sin hacer comentarios sobre los hechos, Trump retuiteó dos vídeos de los disturbios condenados por el Ministerio iraquí de Asuntos Exteriores. Uno los tuits pertenece a la cadena Iran International, en árabe, con sede en el Reino Unido, y el otro al diario saudí Arab News.
Los hechos también han tenido eco en los territorios ocupados palestinos. El ministro de asuntos exteriores del régimen de Tel Aviv, Yisrael Katz, dejó un mensaje en su cuenta en Twitter, en el que expresó “solidaridad” con los iraquíes y acusó a Irán de estar detrás de los disturbios en este país árabe, sin presentar pruebas.
El diario local The Jerusalem Post señala que el tuit del canciller israelí es el primero difundido sobre las protestas en Irak, país con el cual no tiene relaciones diplomáticas el régimen de Israel, pero destaca que Katz mantiene silencio ante los disturbios desatados en El Líbano.
El tuit ha generado indignaciones en Twitter. Muchos usuarios opinan que Israel debe estar moviendo los hilos de estas protestas, en las que se detectan más huellas de Israel que EE.UU., según Qais Jazali, líder iraquí del grupo Asa’ib Ahl al-Haq.
Jazali, en un comentario hecho el domingo, aseguró que el servicio de espionaje israelí (el Mossad) opera en varias provincias del norte de Irak y tiene “una base conjunta” con la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) en el aeropuerto de Bagdad. El Mossad, conforme con el líder iraquí, busca usar los disidentes de ciertos partidos iraquíes para “intensificar los enfrentamientos”.
Distintos movimientos y partidos políticos iraquíes apuntan el dedo acusador a EE.UU. y a su aliado, Israel, por estar aprovechándose de las protestas para provocar “caos” en su país.
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El Gobierno de Bagdad ha detectado manos ocultas detrás de las recientes protestas iniciadas el 1 de octubre, por la corrupción, el paro, la carestía de los productos básicos. Además, dice que reconoce el derecho a expresarse en calles, pero rechaza la violencia.
La injerencia israelí se ha detectado también en las protestas en El Líbano, donde fue capturado un individuo de doble nacionalidad, libanesa-canadiense, que espiaba para el Mossad.
Pese a todas estas pruebas, EE.UU. e Israel acusan a Teherán de supuestas actividades desestabilizadoras en la región. Irán, de hecho, ha sido uno de los países que ha llamado siempre a dialogar y solucionar los problemas a través de las vías diplomáticas. De igual modo, rechaza cualquier injerencia extranjera en estos países árabes.
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