Los manifestantes portaban banderas de Irak e Irán y corearon lemas en los que acusaron al Gobierno de Estados Unidos de interferir cada vez más en los asuntos internos del país árabe y de tratar de avivar los disturbios.
Asimismo, hicieron hincapié en la necesidad de mantenerse preparados y en alerta para contrarrestar las conspiraciones e injerencias de Estados Unidos en Irak.
Coreando consignas como “muerte a EE.UU.” y “muerte a Israel”, los manifestantes de diversos estratos sociales mostraron su solidaridad con Irán y elogiaron la ayuda del país persa a las fuerzas militares y populares iraquíes en la lucha contra el terrorismo.
El viernes, en medio de violentas manifestaciones que aún continúan en Basora, un grupo de alborotadores irrumpió en el consulado iraní y prendió fuego al edificio diplomático.
Por su parte, la República Islámica de Irán ha denunciado que el “brutal ataque” contra su consulado general en Basora fue obra de Estados Unidos y Arabia Saudí y ha pedido el máximo castigo para los responsables del deplorable acto.
El primer ministro de Irak, Haidar al-Abadi, a su vez, ha criticado a las fuerzas de seguridad del país árabe “por no cumplir su deber de garantizar la protección necesaria” a la sede diplomática iraní y ha ordenado una pronta investigación al respecto.
Las marchas en Basora —la provincia más rica en hidrocarburos del país— denuncian la negligencia de la clase política. En principio, estallaron en un contexto de escasez de agua, electricidad y empleo y se reavivó por una crisis sanitaria que llevó a más de 30 000 personas a ser hospitalizadas por intoxicación con agua contaminada.
fmk/ncl/mkh