“La UE prepara contramedidas que afectan a los derechos de importación de productos estadounidenses, principalmente Harley-Davidson, Bourbon y los tejanos Levi’s”, había declarado Juncker a tres cadenas de televisión alemanas, un día después de que Trump anunciara, el jueves, aranceles para el acero y el aluminio exportados a EE.UU.
El presidente de la CE dijo, en una cena tradicional en Hamburgo (norte de Alemania), que hubiera preferido “no hacerlo”, pero que si los estadounidenses están decididos a instaurar barreras comerciales los europeos “serán tan estúpidos” como ellos.
La víspera, Juncker había advertido ya de que la UE respondería “con firmeza y proporcionalidad” si se confirmaban las medidas proteccionistas de Washington. A modo de confirmación, Trump tuiteó el viernes que las guerras comerciales pueden ser “buenas y fáciles de ganar”.
Según explicó el alto funcionario de la UE, las medidas de retorsión estaban ya “preparadas desde hace un tiempo” y se ajustan a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Su objetivo sería compensar las pérdidas de una industria europea que es segundo productor mundial de acero detrás de China.
Hoy sábado, el mandatario estadounidense ha reincidido por Twitter, escribiendo que, “si la UE quiere aumentar sus ya de por sí enormes aranceles y barreras a las empresas estadounidenses que hacen negocios allí, simplemente aplicaremos un impuesto a sus autos, que inundan EE.UU. sin obstáculos”.
Si la Unión Europea (UE) quiere aumentar sus ya de por sí enormes aranceles y barreras a las empresas estadounidenses que hacen negocios allí, simplemente aplicaremos un impuesto a sus autos, que inundan EE.UU. sin obstáculos”, ha tuiteado este sábado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Trump ha defendido su estrategia señalando que Estados Unidos tiene un inmenso déficit comercial de 800 mil millones de dólares anuales, según aduce, a causa de tratados y normas comerciales “muy estúpidos”, que hacen perder al país norteamericano empleos y riqueza en beneficio de otras naciones.
En EE.UU., mayor importador de acero del mundo con 30 millones de toneladas anuales, compradas sobre todo a Brasil, México, Canadá y Corea del Sur, han sido numerosas las voces críticas con el proteccionismo de Trump (ya esgrimido en campaña en 2016 para ganar las elecciones), achacándole efectos nocivos para la industria estadounidense a medio plazo y para sus relaciones con sus aliados.
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