En las agresiones más recientes, varios edificios en la capital y otras áreas del este del país fueron bombardeados, lo que ha suscitado una fuerte condena internacional.
Estos nuevos ataques, dirigidos principalmente a zonas densamente pobladas, se registraron en Beirut, Baalbek y Nabatiyeh, resultando en muchas víctimas mortales.
La situación ha llevado a las autoridades libanesas a solicitar a la ONU que ejerza máxima presión sobre Israel por estos ataques, que han sido calificados como “repetidos y deliberados”.
Por estas acciones, el régimen de Tel Aviv enfrenta una ola de indignación internacional tras atacar por segundo día consecutivo a los cascos azules de la ONU en el sur del Líbano. En respuesta, España, Francia e Italia han convocado a los representantes diplomáticos de Israel para expresar su rechazo.
Irán también ha condenado enérgicamente los ataques israelíes contra la Finul, instando a la comunidad mundial a unirse para emprender acciones colectivas contra Israel.
La escalada de violencia ha generado un aumento significativo en el número de desplazados y víctimas civiles, con más de 1.2 millones de personas desplazadas desde el inicio de los ataques.
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