La marcha ha tenido lugar este miércoles en la carretera que conduce al aeropuerto internacional de Beirut, donde unos 200 manifestantes intentaron bloquear el paso de un convoy en el que viajaban altos mandos estadounidenses, encabezados por el general Kenneth F. McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos (Centcom, por sus siglas en inglés).
La citada delegación tenía previsto participar en una ceremonia en la embajada de EE.UU. en la capital libanesa para recordar el aniversario de un ataque con bomba contra una base de la Fuerza Naval de EE.UU. en El Líbano en 1983. La sede diplomática se vio obligada a cancelar el evento debido a las protestas.
Los indignados libaneses portaban banderas nacionales y del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), al tiempo que gritaban al unísono consignas contra la injerencia de EE.UU. en el Estado árabe.
Los participantes, además, han mostrado su ira por el papel que desempeña Washington y su aliado israelí en el caos y los disturbios en El Líbano.
Las protestas se producen luego de que Dorothy Shea, la embajadora norteamericana en Beirut, haya acusado injustamente al aludido movimiento de desviar miles de millones de dólares de los fondos públicos y de obstruir las reformas económicas en la nación árabe.
Estados Unidos considera “terrorista” a Hezbolá y ha impuesto varias rondas de sanciones contra miembros de este grupo de Resistencia, a pesar de que este movimiento cuenta con mayoría en el Parlamento y tiene varios miembros en el Gabinete libanés.
Hezbolá, no obstante, ha advertido en reiteradas ocasiones que la crisis económica en El Líbano es el resultado de las conspiraciones de EE.UU., entre ellas las presiones al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que no libere los préstamos y las ayudas al país árabe.
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