“Cualquier ataque hostil no provocado contra Taiwán será seguido por una reacción decidida de Estados Unidos”, ha advertido Rob Wittman vicepresidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de EE.UU. durante una visita de tres días a la isla, donde se reunió con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen.
Wittman ha declarado que la paz y la estabilidad en la región del Indo-Pacífico se construyen sobre “una base de fuerza”. “Sabemos que la paz y la estabilidad se construyen sobre bases sólidas. Sabemos que la fuerza es la mejor medida disuasiva contra cualquiera que piense que existe la oportunidad de hacer cosas malas en esta región”, ha señalado.
Aunque Estados Unidos reconoce oficialmente a Pekín y no a Taipei, es el principal aliado de Taiwán y le proporciona armas y ayuda para reforzar sus defensas contra una China. Wittman también se comprometió a ayudar a resolver el retraso en las armas compradas por Taiwán.
Esta semana, la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, aprobó por primera vez ayuda militar directa a Taiwán en el marco de un programa de financiación para gobiernos extranjeros.
El Departamento de Estado de Estados Unidos insistió en que esta medida no implicaba ningún reconocimiento de la soberanía de Taiwán. Esto siguió a la aprobación en julio de 345 millones de dólares en ayuda militar a Taiwán procedente de restos de arsenales estadounidenses.
China ha condenado enérgicamente la medida de Estados Unidos. El portavoz del Ministerio de Asuntos exteriores, Wang Wenbin, instó el jueves a EE.UU., a dejar de armar a la isla ya que eso podría aumentar las tensiones en la región.
China considera a Taiwán una parte integrante de su territorio, por lo que rechaza cualquier intento que ponga en duda este principio y más cuando casi todos los países, incluido EE.UU., reconocen la soberanía china sobre el gobierno autónomo de la isla.
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