“Estamos analizando opciones que podríamos tomar ahora mismo para reducir el consumo estadounidense de energía rusa, pero estamos muy concentrados en minimizar el impacto en las familias”, ha expresado este viernes la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Mientras tanto, la agencia local de noticias Bloomberg ha reportado esta misma jornada que la Administración de Joe Biden “está evaluando prohibir las importaciones estadounidenses de petróleo ruso, mientras que el Congreso se apresura a aprobar tal restricción para castigar al Kremlin” por el operativo de Ucrania.
El medio, citando a fuentes familiarizadas con el tema, ha indicado que, de momento, se están llevando a cabo conversaciones dentro de la Administración de Biden, así como con la industria del petróleo y el gas de EE.UU. sobre la medida, y el impacto que tendría en los consumidores nacionales y el suministro global.
¿Qué precio pagará EE.UU. si corta importación de petróleo ruso?
El informe plantea que un embargo de dicha índole provocaría que el crudo simplemente se dirigiera a otros mercados y, de este modo, haría subir los precios de la gasolina en Estados Unidos.
“Cualquier restricción a los flujos rusos causaría dolor exclusivamente del lado del comprador porque los rusos pueden colocar fácilmente su combustible petróleo en China o La India”, ha dicho David Wech, economista jefe del proveedor de datos petroleros Vortexa Ltd.
Por otro lado, las sanciones estadounidenses al petróleo ruso podrían generar expectativas de que la Unión Europea (UE) daría el mismo paso, lo que terminaría en el alza los precios de la energía y un crecimiento más débil en ambas economías, han alertado Anna Wong y Tom Orlik de Bloomberg Economics.
Washington ha impuesto una serie de sanciones a Rusia en respuesta a la operación militar que lanza este país en Ucrania.
A su vez, el Instituto Nacional de Energía (NEI, por sus siglas en inglés), un grupo comercial de empresas estadounidenses de generación de energía nuclear, está presionando a la Casa Blanca para que no sancione el uranio ruso, pues “la industria [de energía nuclear de EE.UU.] simplemente es adicta al uranio ruso barato”.
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