Durante los últimos meses, el secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, se ha distanciado de Donald Trump, en particular, después de su rechazo al envío de miembros de la Guardia Nacional para sofocar las violentas que emergieron en el país tras el brutal asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un agente policial en la ciudad de Mineápolis (en el estado de Minesota).
Esto, no obstante, condujo a más fricción. Al mandatario le molestó la oposición de Esper a la invocación de la Ley de Insurrección de 1807, que permitiría al presidente usar a efectivos del Ejército dentro de Estados Unidos para neutralizar el desorden, la insurrección y la rebelión.
Según la agencia de noticias Reuters, citando a una fuente bajo anonimato, Trump llegó incluso a mantener una reunión a puertas cerradas con sus asesores para abordar el posible reemplazo del titular del Departamento de Defensa (Pentágono) tras las elecciones presidenciales de noviembre.
El pasado mes de junio, la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, aseveró que el presidente estadounidense no tenía la intención de tomar medidas contra el secretario de Defensa hasta después de los comicios. Asimismo, conforme a Reuters, el tema del izado de la bandera confederada fue otro motivo de tensiones.
Esper prohibió en julio que se exhiba la bandera confederada en instalaciones militares del país, mientras Trump invocó la libertad de expresión en defensa de los ciudadanos que utilizan esa bandera.
Esto mientras que el diario estadounidense Wall Street Journal (WSJ) informó previamente que Esper había comenzado a preparar una carta de renuncia por los encontrones que tenía con el inquilino de la Casa Blanca, pero, debido a los consejos de sus propios asesores, no siguió adelante con su iniciativa.
El secretario de Defensa de EE.UU. ha censurado y ha contradicho en reiteradas ocasiones a Trump, lo que ha sacado a la luz sus diferencias cada vez más marcadas.
mrp/ctl/krd/hnb