Las personas familiarizadas con el caso, según citó el viernes el medio estadounidense Bloomberg, afirman que los altos cargos del Gobierno estadounidense se reunieron esta semana con las autoridades niponas en Tokio, capital de Japón, y les pidieron “cesar por completo” las importaciones de crudo desde Irán.
Las fuentes, que hablaron en condición de anonimato por el carácter confidencial del tema, añadieron que estas reuniones terminaron sin decisiones concretas y las partes coincidieron en continuar las conversaciones en otra ocasión.
Bloomberg recuerda que el presidente de EE.UU., Donald Trump, cuando decidió el mes pasado renovar las sanciones contra Irán, dio un plazo de 180 días a sus aliados para reducir sus compras petrolíferas de ese país miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Pero exigir “el cese total” de las importaciones desde Irán —destaca la publicación— va más allá de lo que el Occidente, con Washington a la cabeza, estableció al aplicar embargos económicos contra el país persa. Y demuestra que la Casa Blanca, presidida por el presidente republicano, trata de endurecer las medidas contra Teherán más que en 2012, agrega el documento.
Japón, el cuarto mayor comprador de Asia de suministros iraníes, en 2017 cubrió el 5,3 por ciento de sus necesidades petroleras con las importaciones de Irán, es decir, 172 000 barriles por día, según datos del Ministerio nipón de Economía y Comercio.
El ministro del Petróleo de Irán, Biyan Namdar Zanganeh, señaló el viernes que, aunque algunos clientes han decidido alejarse de Irán a consecuencia de la implementación de las sanciones, Teherán “intentará mantener el nivel de producción” de petróleo y buscar vías para venderlo en “nuevos mercados”.
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