“Probablemente, las fuerzas opositoras, tras siete años de una insurrección armada, ya no son capaces de tumbar al presidente Bashar al-Asad”, admite el director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos (DNI, por sus siglas en inglés), Dan Coats, en un informe leído el martes ante el Comité de Inteligencia del Senado.
A su juicio, el equilibrio de poder en Siria ha cambiado significativamente a favor del Gobierno sirio, permitiendo que Rusia e Irán se arraiguen y refuercen sus papeles en el país árabe, según recoge a su vez la cadena de televisión libanesa Al-Manar.
Asimismo, el referido sector de Inteligencia norteamericano sostiene que los llamados rebeldes tendrán recursos para seguir con su lucha hasta el próximo año.
Los significativos logros sobre el terreno cosechados por el Ejército sirio ante los grupos armados y extremistas durante el pasado año 2017 llevaron a los países occidentales a reconocer la victoria del presidente sirio en el conflicto que comenzó en 2011.
En septiembre pasado, fuentes norteamericanas declararon al periódico The New Yorker que dada la realidad de los campos de batalla en Siria, la Administración del presidente Donald Trump se ha visto obligada a aceptar la continuidad de Bashar al-Asad en el poder hasta las próximas elecciones presidenciales en Siria en 2021.
Probablemente, las fuerzas opositoras (sirias), tras siete años de una insurrección armada, ya no son capaces de tumbar al presidente Bashar al-Asad”, admite el director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos (DNI, por sus siglas en inglés), Dan Coats.
Meses antes, Tom Bossert, consejero en temas de seguridad nacional y contraterrorismo de la Casa Blanca, anunció una gira radical en la política de Washington hacia Damasco, al señalar que EE.UU. ya no insistía en el inmediato abandono de Al-Asad.
Entretanto, otros gobiernos occidentales, incluidos el mismo EE.UU. y el Reino Unido, han puesto fin a su programa de adiestramiento a rebeldes sirios.
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