Publicada: jueves, 9 de enero de 2020 17:37
Actualizada: sábado, 11 de enero de 2020 21:09

Irán asegura que en sus ataques a las bases de EE.UU. su objetivo no era acabar con la vida de los efectivos estadounidenses, sino que destruir sus equipamientos.

“No teníamos intención de matar a personas sino golpear la maquinaria de guerra del enemigo y su comandancia, cuyo edificio principal fue destruido en la base aérea Ain Al-Asad (ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar)”, ha destacado este jueves el comandante de la División Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el general de brigada Amir Ali Hayizade.

El alto castrense iraní ha dejado en claro que Irán podía apuntar los edificios donde residían las tropas, pero no lo hizo. “No pretendíamos matar a nadie en esta operación. Aunque decenas de militares estadounidenses murieron y resultaron heridas”, ha agregado.

Hayizade ha subrayado que la sangre de los mártires iraníes es de gran valor y que no pueden ser compensados a través de golpear sus bases, derribando sus aviones de combate o incluso matando al presidente de EE.UU., Donald Trump. “El precio de la sangre de ellos es la expulsión plena de EE.UU. de la región”, ha sentenciado el general iraní aludiendo a las declaraciones del Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei.

 

La División Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán lanzó ayer miércoles un ataque aéreo con misiles tierra-tierra contra la base aérea Ain Al-Asad, ocupada por las tropas norteamericanas desde la invasión de Irak en 2003, y otra en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí.

Este ataque se llevó a cabo en represalia por el asesinato del comandante de la Fuerza Quds del CGRI, el teniente general Qasem Soleimani, que, junto al subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak, (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, y otros militares cayeron mártires en la madrugada del viernes en las inmediaciones del aeropuerto internacional de Bagdad, la capital iraquí.

A pesar de que Estados Unidos había puesto en estado de máxima alerta sus sistemas antiaéreos. Esos aparatos, de los que se jacta mucho Washington, no han podido interceptar ni un solo misil iraní.

tmv/krd/rba