Noruz marca el primer día de la primavera y se celebra en Irán y la diáspora persa durante más de 3000 años como el comienzo del Año Nuevo persa. El 21 de marzo es oficialmente reconocido como el Día Internacional del Noruz, aunque la festividad en sí se celebra entre el 19 y el 22 de marzo, según los calendarios y los cálculos del equinoccio de primavera.
Sus raíces son como un día de fiesta en el zoroastrismo, una religión practicada en la antigua Persia que consideraba la llegada de la primavera como una victoria sobre la oscuridad.
En 2009, esta festividad fue declarada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Patrimonio de la Humanidad. Además, en diciembre de 2016, el Noruz pasó a estar inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
Muchas personas inician los preparativos para la fiesta con semanas de anticipación. En este sentido, realizan bailes rituales y limpian su casa, llenan vasijas en su hogar con agua, que está asociado con la salud, en un intento de desterrar la mala suerte, y compran las ropas nuevas.
Asimismo, la gente celebra la antigua fiesta de ‘Chaharshanbe Suri’ (miércoles de fiesta), víspera del último miércoles del año, encendiendo fogatas y saltando por encima, repitiendo “te damos lo malo y tomamos lo bueno” y “mi color amarillo (pálido) es tuyo, tu color rojo es mío”. En la antigua cultura persa, el fuego y la luz representan la bondad.
Dado al enfoque de la fertilidad y la nueva vida, las familias instalan mesas cubiertas con siete elementos simbólicos que llaman “Haft-Sin” (Haft significa “siete” y Sin es “s” en persa), utilizando elementos que comienzan con tal letra.
De hecho, la mesa incluye brotes de semillas (generalmente trigo y avena, que simbolizan el renacimiento), senyed (también conocido como arándano o aceituna persa, que se cree que enciende el amor), ajo (símbolo de protección), manzana (salud), zumaque (paciencia), vinagre (aceptar dificultades) y samanu, un budín hecho de trigo germinado (poder y bendición). La mesa también puede incluir un Corán, huevos, espejos y libros de poesía.
Además, la gente visita a amigos y vecinos para compartir comida y tener fiestas. La idea es unir a la comunidad y estar rodeados por lugares saludables y limpios. Las ceremonias siguen hasta el decimotercer día después de Noruz, cuando las familias buscan aguas corrientes (un río, idealmente) y tiran en él el pasto de trigo con el que adornaron su mesa Haft-Sin para tener buena suerte, ya que se supone que éste absorbe las malas energías del hogar.
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