• Akenatón, faraón que declaró al Sol como único dios.
Publicada: lunes, 10 de julio de 2017 9:02
Actualizada: miércoles, 12 de julio de 2017 1:44

El faraón Akenatón, esposo de Nefertiti, protagonizó hace casi 3500 años una revolución, al eliminar 2000 deidades de Egipto y declarar al Sol como único dios.

Desde el principio de su reinado que coincidió con los años dorados del Imperio egipcio, Akenatón y Nefertiti decidieron desafiar todo el sistema de fe del Antiguo Egipto y cambiar una religión de unos 1500 años de antigüedad, relata un informe publicado el domingo por BBC Mundo.

Ellos estaban dispuestos a sacudir las bases mismas de la visión del mundo egipcia. Sus ideas llevarían a la nación al borde del abismo, pero él era un faraón, un dios viviente y podía cambiar todo: la religión, la política, el arte y hasta el lenguaje. Y vaya si lo hizo.

La idea de Akenatón era dramática y revolucionaria: por primera vez en la historia, un faraón quería reemplazar el panteón de los dioses egipcios con uno solo, el creador de todo: el Sol o Atón, como se llamaba.

Decretó que los 2000 dioses tradicionales que habían protegido a Egipto por más de mil años quedaban eliminados. Los dioses en formas animales y humanas fueron reemplazados por un dios abstracto, el Sol que iluminaba con sus rayos al rey.

Un dibujo del faraón Akenatón junto con su familia sentado al sol.

 

Para los sacerdotes tradicionales, quienes habían dedicado sus vidas enteras a los antiguos dioses y habían sido extremadamente poderosos hasta entonces, era una catástrofe.

Otra forma de demostrar la ruptura con el pasado fue a través de la arquitectura. Los templos tradicionalmente eran cerrados: al entrar al complejo, el piso se levantaba gradualmente, el techo caía y había muy poca luz.

El culto al Sol trajo santuarios al aire libre, algo que se hacía antes pero nunca a tan gran escala. Sin embargo, eventualmente los únicos fieles que podían entrar en esos templos eran el faraón y su esposa.

Sin embargo, sus súbditos realmente no habían abandonado a los otros dioses y el faraón se enteró de la traición. Ordenó buscar todas las imágenes de los antiguos dioses y destruirlas, especialmente las del rey de todos los reyes Amón-Ra.

El faraón se tornó intolerante. Envió a sus soldados a borrar la memoria de los dioses en todas sus tierras. A finales de su reinado, su revolución se amargó.

Los que vinieron tras la muerte de Akenatón se esforzaron por destruir cualquier rastro de él y de su culto hereje. Sus estatuas fueron derribadas y, para despojarlas de significado, las piedras de sus templos usadas como material de construcción de otros nuevos.

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