“Las demandas frívolas no ayudarán a EE.UU. a vencer al virus ni a impulsar la cooperación internacional. La demanda presentada por el fiscal general de Misuri debe ser declinada”, ha afirmado este miércoles el portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, Geng Shuang.
El martes, la fiscalía del estado de Misuri (EE.UU.) demandó a los líderes del país asiático por considerarlos responsables de la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, exigiendo una reparación por los daños causados a raíz de lo que describió como “engaño deliberado y acciones insuficientes” para detener la propagación de la enfermedad.
El fiscal general del estado demandante, Eric Schmitt, interpuso el recurso legal la víspera y pretende responsabilizar a China de las consecuencias económicas, el contagio de más de dos millones de personas de la COVID-19, y el acaparamiento de mascarillas y otros materiales de protección.
No obstante, el vocero de la Cancillería china ha valorado el proceso legal abierto por Misuri como un abuso, y ha indicado que debe revocarse porque no es bueno para EE.UU. y resulta discordante con la necesaria cooperación global en medio de la crisis sanitaria mundial.
De igual modo, el diplomático ha destacado la contribución del gigante asiático en torno a la COVID-19, en concreto en lo relacionado al suministro oportuno, responsable y transparente de información a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y varios gobiernos del planeta, incluido el Gobierno de EE.UU.
Además, ha detallado que “desde el pasado 3 de enero China comparte de manera regular datos con el país norteamericano y mantiene sin obstrucción los canales abiertos para los intercambios científicos”, agregando que lo que la Casa Blanca tiene que hacer “es refutar y rechazar tal abuso de la litigación”, que es el último capítulo de una saga de imputaciones surgidas desde suelo estadounidense en relación con la pandemia.
Desde el inicio de la propagación del nuevo coronavirus en diciembre de 2019, el mandatario del país norteamericano, Donald Trump, ha dicho en varias ocasiones que la letal enfermedad es “made in China”, aun cuando ni los científicos estadounidenses ni los del resto del mundo han hallado pruebas sólidas para probar el origen de la pandemia.
Sin embargo, mientras EE.UU. intenta echar la culpa de la pandemia a China y la acusa de producir el virus en sus laboratorios, el pasado marzo Pekín aseguró que el origen de la COVID-19 se hallaba, en realidad, en el país norteamericano y especificó que el Ejército estadounidense podría haber llevado el nuevo coronavirus a la ciudad china de Wuhan.
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