La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying, ha enfatizado este lunes que Pekín vigila los movimientos del país norteamericano, al que “ya había expresado su preocupación”.
“Debemos decir que el caso de Taiwán está relacionado con la soberanía e integridad territorial de China”, ha enfatizado en una conferencia de prensa en Pekín, la capital china.
Tras recordar la sensibilidad que el tema de Taiwán tiene para China, ha llamado a Estados Unidos a que respete la política de ‘Una sola China’, que para Pekín es el fundamento de las relaciones chino-estadounidenses y no es negociable.
Debemos decir que el caso de Taiwán está relacionado con la soberanía e integridad territorial de China”, ha enfatizado Hua Chunying, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.
“Instamos a Washington a que acate escrupulosamente el principio de una sola China ... y evite dañar las relaciones entre China y Estados Unidos, la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwan”, ha recalcado la vocera.
El Ministerio de Defensa de Taiwán dijo el sábado que la situación está de acuerdo con las regulaciones, sin ofrecer más comentarios sobre el paso de los dos buques de guerra estadounidenses en la región.
Tras ser elegido en las elecciones presidenciales de EE.UU., Donald Trump ha aventurado la posibilidad de establecer relaciones oficiales con Taiwán, ignorando así casi 40 años de compromiso de Washington con Pekín. En reacción, las autoridades chinas advirtieron de que no tolerarán ningún tipo de agresión a sus relaciones bilaterales.
China ha denunciado reiteradas veces la ayuda militar estadounidense a la isla, que califica una “intromisión” de Washington en asuntos internos del país asiático ya que este considera a Taiwán como parte de su territorio nacional, a pesar de que, desde 1949, los taiwaneses se gobiernan como una nación con sus propios ministros y políticas nacionales y de exteriores, independientes de Pekín.
En abril Taiwán realizó unas maniobras militares conjuntas con Estados Unidos cerca del puerto de Suao, en Yilan, en la isla taiwanesa, una medida que indignó aún más a Pekín.
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