“Lo que antes era inconformismo, se transformó en un deseo de retroceso político y eso tiene nombre: eso es golpismo de manera abierta”, precisó el martes por la noche en su intervención en el 12º congreso de Central Única de los Trabajadores (CUT), la mayor organización gremial del país sudamericano, fundada por el expresidente Lula da Silva.
Cualquier persona que quiera el diálogo, construir la paz política, la construcción del futuro, lo hará con mi Gobierno como socio”, recalcó la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff
Dirigiéndose a los golpistas, les aseguró ante dos mil 500 delegados que no les teme y lucha por la democracia y los derechos brasileños, tal como lo ha hecho en toda su vida.
Al recordar que es la mandataria elegida por el pueblo en “elecciones limpias”, insistió en su legitimidad para defender la Constitución y continuar con el proceso de emancipación del pueblo y establecer la justicia social.

“Cualquier persona que quiera el diálogo, construir la paz política, la construcción del futuro, lo hará con mi Gobierno como socio”, recalcó tras haber llamado a representantes gremiales a superar “el pesimismo y la intriga política”.
En sus declaraciones, también aludió a la petición del sector opositor para iniciar un juicio político en su contra en el Congreso y aseveró que se utilizan argumentos artificiales sin pruebas jurídicas, lo cual evidencia las intenciones golpistas.
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, intentó promover un juicio político (impeachment) contra Rousseff, basado en su supuesta responsabilidad en la trama de sobornos para la concesión de contratos públicos de Petrobras, pero el Tribunal Supremo Federal (TSF) de Brasil lo paralizó el martes aduciendo que los pasos a seguir están fijados en la Constitución.
El pasado 25 de septiembre, los diputados del Partido de los Trabajadores (PT, oficialista) y Comunista do Brasil (PCdoB) criticaron al líder de la Cámara baja, por su petición.

En este sentido, la dignataria brasileña declaró que recurriría al Supremo Tribunal Federal, si los legisladores conseguían los votos necesarios para iniciar tal acción en su contra.
De todas formas Dilma Rousseff, también líder del Partido de los Trabajadores (PT), cuenta con los votos suficientes para frenar a la oposición y, además, la reciente reforma del Gobierno va encaminada precisamente a dar más presencia a los partidos aliados para garantizar el apoyo en el Congreso.
La corrupción en Petrobras, que afecta a gran parte de la esfera política brasileña, podría costar a Brasil hasta 20.000 millones de reales (5300 millones de dólares) en pérdidas de la petrolera estatal, según alertó recientemente el fiscal federal brasileño, Deltan Dallagnol.
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