La protesta, mezcla de consternación e indignación, inició desde la Maré, uno de los complejos de favelas más violentas de Rio, donde nació y creció Marielle. Los manifestantes consideraron su muerte un intento de silenciar las críticas a las fuerzas de seguridad.
Marielle fue asesinada el miércoles por la noche, después de recibir cuatro tiros en la cabeza mientras regresaba a casa con su asesora y su chofer, que también murió. Aún se desconocen los autores o las motivaciones de este crimen. El Gobierno ha dicho que las municiones usadas en el asesinato fueron aparentemente robadas a la Policía.
Marielle, una mujer negra que denunciaba el racismo en la sociedad brasilera, sorprendió a muchos al ser electa como concejal municipal en 2016. A sus 38 años ganó fama como defensora de los derechos humanos, especialmente por sus denuncias contra la violencia policial en las empobrecidas favelas.
El último episodio de violencia en Rio se produjo la noche del viernes cuando balas perdidas mataron a un bebé de un año y otras dos personas en el complejo de favelas de Alemao.
El mes pasado, el presidente de Brasil, Michel Temer, ordenó la intervención de Rio. Las fuerzas armadas han tomado el control de la seguridad del estado, pero a pesar de esta medida, inédita desde la restauración de la democracia en 1985, no hay evidencias de que la situación haya mejorado.
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