En una entrevista dada a agencias de noticia en Buenos Aires, la capital argentina, Morales recalcó que el golpe de Estado en su contra se resume en una palabra: “el litio”.
Morales reveló que Estados Unidos no soportó la idea de la nacionalización del litio boliviano con la ayuda de los socios comerciales extraregionales, por lo que decidió derrocar al Gobierno legítimo de Bolivia para tomar el control de las políticas del país suramericano.
Morales rechazó las acusaciones que lanza el gobierno de facto de Bolivia en su contra, subrayando que ninguna de sus acciones estuvieron fuera de la ley. Asimismo, lamentó el hecho de que la inteligencia de su país no le avisara de antemano sobre el golpe.
Sin embargo, el exmandatario mostró esperanzas de volver pronto a su país, resaltando que aún sin candidato, su partido, Movimiento Al Socialismo (MAS), es favorito para ganar las elecciones.
Morales afirmó que espera determinar un candidato a la Presidencia antes del 15 de enero.
Sobre la situación actual en Bolivia, el exmandatario condenó las acciones del gobierno de facto de Jeanine Áñez. En primera instancia, subrayó que no es un gobierno de transición, porque éstos no cambian políticas, sino únicamente convocan a elecciones. Luego, Morales denunció el curso de las decisiones de Áñez, calificándolas de regresión al pasado de sometimiento de Bolivia al capitalismo.
Morales dijo que algunas de las acciones del Gobierno de Áñez, como la mortífera represión de las protestas y la vigilancia excesiva de las misiones diplomáticas como hizo con México no tenían precedentes a esta escala, ni siquiera durante las dictaduras militares de las décadas 60 y 70.
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