La Policía Nacional boliviana detuvo el domingo a la expresidenta del TSE, María Eugencia Choque, horas después de que ella renunciara a su cargo tras el golpe de Estado perpetrado contra el presidente Evo Morales.
La Fiscalía General boliviana acusa a la exfuncionaria de incurrir en “ilícitos penales electorales vinculados al cómputo de los resultados de los comicios del pasado 20 de octubre”.
No obstante, diferentes movimientos sociales condenan la aprehensión de Choque, aduciendo que es una muestra de la persecución que están llevando a cabo sectores ultraderechistas contra dirigentes vinculados a instituciones estatales y funcionarios del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Antes de su detención, Choque expresó su intención de someterse a cualquier investigación. “Reafirmo mi voluntad para una investigación justa en apego a los derechos humanos y normativa del país”, dijo.
Aunque 200 inspectores internacionales supervisaron las elecciones del pasado 20 de octubre en Bolivia, la oposición rechazó los resultados que dieron como ganador a Morales, y realizó violentas protestas en todo el país en denuncia de supuestos actos de fraude y manipulación.
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Evo Morales denunció desde un principio “el golpe de Estado en marcha” contra su Gobierno, y en un intento para pacificar el país, llamó al diálogo y convocó nuevas elecciones, pero la oposición siguió adelante con su agenda golpista, obligando a Morales a renunciar a su cargo para “preservar la paz en el país”.
¿Qué sigue tras el golpe y la renuncia de Morales a la Presidencia?
La dimisión de Morales, al consumarse el golpe de Estado en su contra, obliga a una reconfiguración del Gobierno a través de una sucesión establecida en el artículo 169 de la Constitución, según el cual la vicepresidenta o el vicepresidente deberían asumir el cargo presidencial. Un escenario que no es posible, ya que el vicepresidente Álvaro García Linera renunció a su cargo junto a Morales.
Así pues, la Presidencia recaería en la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, del Movimiento Al Socialismo, pero la senadora renunció horas después de la dimisión de Morales.
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Ante tal coyuntura, el cargo presidencial pasaría al presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, que también dimitió. Su dimisión se produjo bajo presión, después de que quemaran su vivienda en la ciudad de Potosí y tomaran como rehén a su hermano Marco Antonio Borda.
Ante la ausencia de representantes en funciones, la segunda vicepresidenta del Senado, del grupo de la oposición, Jeanine Áñez, anunció que asumirá la Presidencia de Bolivia.
Varios países latinoamericanos, como Cuba, Venezuela, México y Nicaragua, han condenado el golpe de Estado en Bolivia. El Gobierno mexicano ha ofrecido además asilo a Morales. El Gobierno de Managua ha achacado el golpe contra el Gobierno progresista de Morales a un guion imperialista .
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