Brenton Tarrant, uno de los participantes en los ataques perpetrados este viernes contra dos mezquitas de Nueva Zelanda, se describe a sí mismo en un manifiesto de 74 páginas como un “xenófobo” y “fascista” que admira a Trump, a quien considera un “símbolo de la identidad blanca renovada”, y asegura que él y el mandatario comparten “el mismo objetivo”.
El criminal reconoce en el texto que el acto que va a cometer “es un acto terrorista por definición” y asegura que, en realidad, es una advertencia quienes decidan emigrar a países occidentales sobre lo que los espera allí.
“Llevaré a cabo el ataque para reducir directamente las tasas de inmigración a las tierras europeas. Debemos garantizar la existencia de nuestra gente y un futuro para los niños blancos”, escribe.
Tarrant afirma además que no se arrepiente de lo que se dispone a realizar y que su único deseo es poder matar a más y más inmigrantes, y advierte de que aun si lo detienen habrá muchos otros que sigan su camino.
Llevaré a cabo el ataque para reducir directamente las tasas de inmigración a las tierras europeas. Debemos garantizar la existencia de nuestra gente y un futuro para los niños blancos”, dice en un manifiesto Brenton Tarrant, uno de los perpetradores de los ataques terroristas contra dos mezquitas de Nueva Zelanda.
El terrorista se reivindica como supremacista blanco, dice odiar a los musulmanes y a quienes se convierten a esa religión, llamándolos “traidores de sangre”, y asevera que decidió atacar una mezquita para “darles una lección”.
Los tiroteos de este viernes en Nueva Zelanda, un país con estrictas leyes de control de armas, se saldaron con la vida de al menos 49 personas y dejaron más de medio centenar de heridos.
En los últimos años, los ataques islamófobos de extrema derecha han ido en aumento en diferentes países occidentales, como Estados Unidos, Francia, España y Alemania.
La ola de islamofobia y odio racial ha aumentado también en Australia —país de origen del autor del atentado de Nueva Zelanda—, donde según un estudio elaborado por la Universidad de Sídney Occidental, la Universidad de Charles Sturt y la Academia de Ciencias Islámicas de Investigación (todas australianas), los musulmanes sufren de tres a cinco veces más racismo y discriminación que el resto de la población.
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