Por medio de un comunicado difundido este sábado, el líder religioso ha advertido de las consecuencias de la normalización de las relaciones con el régimen de Israel, y dirigiéndose al pueblo bareiní les ha urgido a no vender a los judíos ni siquiera un pequeño pedazo de tierra o casa.
Al respecto, ha enfatizado que actualmente, Baréin es un país islámico, pero si se avanza el proyecto de judaización, va a ser un país de judíos y musulmanes, y luego se convertirá en un territorio judío en que los musulmanes vivirán bajo su autoridad.
“Después de eso, los musulmanes serán expulsados. El comienzo [de este camino es] la compra de tierras”, ha alertado enfatizando que cualquiera que venda un terreno o una casa a los judíos, no vende tierra y piedras, sino que la amada patria, la nación, la historia y las santidades.
Entretanto, el director del Buró Político de la Coalición Revolucionaria 14 de Febrero, Ibrahim Al-Aradi, ha avisado sobre la intención del régimen de Al Jalifa de establecer un barrio judío en Manamá, la capital.
Al-Aradi ha denunciado también que un alto oficial sionista ya gobierna el país árabe: “Se trata de un tema muy peligroso y este peligro afecta a la comunidad internacional y la seguridad nacional, árabe e islámica. Al Jalifa está jugando un juego más grande que su tamaño y nuestros niños, mujeres y hombres serán sacrificados por ello”, ha declarado.
Fue en febrero pasado cuando los medios de comunicación hebreos anunciaron que en los próximos días un oficial superior de fuerza naval israelí estaría estacionado de manera permanente en Baréin con el fin de mantener contactos con las fuerzas de seguridad de este país, y también con la Quinta Flota de la Marina de EE.UU., cuyo cuartel general se encuentra en Baréin.
Baréin, junto a Emiratos Árabes Unidos (EAU) firmó en septiembre de 2020 en la Casa Blanca sendos acuerdos de normalización de relaciones con Israel, pese al amplio rechazo de los palestinos.
La polémica decisión de los Al Jalifa ha sido rechazada de manera tajante por buena parte de la nación bareiní, que la considera como una traición a su relación de larga data con los palestinos.
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