En esta “cárcel”, cada preso tiene tarjeta de acceso a su propia habitación —equipada con televisión de pantalla grande y cama matrimonial—, y recibe tres veces al día comidas especiales como un “invitado”.
Al contrario de lo que se observa desde el exterior, donde no se ve ninguna ventana, desde el interior parece como un hotel llamado la “Casa de la Familia”, donde los prisioneros pueden recibir la visita de sus esposas e hijos, e incluso acceder a nuevas esposas.
La cárcel no es sólo para castigar a una persona y luego dejarla salir, eso es un peligro para él y para la sociedad”, manifestó un oficial de la cárcel de Al-Ha'ir.
En el informe de The New York Times, publicado el pasado 9 de abril, un oficial de Al-Ha'ir dijo que la instalación alberga a los extremistas con “buenos comportamientos”, quienes, sin embargo, nunca han participado en ataques en el suelo saudí.
“La cárcel no es sólo para castigar a una persona y luego dejarla salir, eso es un peligro para él y para la sociedad”, justificó dicho oficial, subrayando que tal persona debe tener suficiente tiempo para corregirse y pensar en “lo que hizo”.
Esto viene mientras el régimen de Al Saud —familia que rige Arabia Saudí— lleva a cabo centenares de ejecuciones cada año bajo el pretexto de que los castigados “intentaran” realizar “atentados terroristas” dentro del territorio saudí.
Mientras tanto, varias autoridades de todo el mundo acusan a Al Saud de financiar y apoyar a los grupos terroristas en Irak y Siria como EIIL (Daesh, en árabe) y Frente Al-Nusra (afiliado a Al-Qaeda).
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