Durante los últimos tres años, Yemen, el país más pobre del mundo árabe, ha sido sacudido por una guerra sangrienta impuesta por Arabia Saudí y sus aliados.
Entre las víctimas de la agresión saudí hay 5.000 niños, y casi la totalidad de los menores del país, es decir, 11 millones, necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir.
Esta prolongada guerra también ha causado una grave crisis de desplazados. Según estima la ONU, unos 300.000 yemeníes han solicitado asilo en otros países, como Yibuti y Somalia, mientras que más de 3 millones de yemeníes están desplazados dentro del país y sufren dramáticas situaciones por falta de alimentos y de centros de acogida.
Por si fuera poco, Yemen sufre una gran epidemia de cólera que se ha propagado en meses pasados y ha afectado a casi un millón de personas. Según la ONU, ha dejado más 2.200 muertos. El pasado diciembre, el ente internacional advirtió de que más de 8 millones de personas podrían morir de hambre si no llega asistencia urgente a Yemen y existe la amenaza de una hambruna generalizada en el plazo de pocos meses si no se levanta completamente el bloqueo que todavía sigue imponiendo Arabia Saudí al país.
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