Desde la ONU se advierte que la violencia en Haití está en aumento, con bandas criminales ganando terreno en la capital, Puerto Príncipe, donde al menos 150 personas han muerto en una semana.
La situación se ha deteriorado drásticamente desde la instalación del nuevo primer ministro el 11 de noviembre, con grupos criminales controlando aproximadamente el 80% de la ciudad.
En medio de esta crisis humanitaria, el representante de la ONU, Richardson, hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para que brinde apoyo a Haití, destacando la necesidad crítica de asistencia para mujeres y niños que enfrentan violencia sexual y el cierre escolar.
La violencia ha llevado a organizaciones como Médicos Sin Fronteras a suspender sus operaciones en la capital. La policía nacional, debilitada por la falta de recursos y personal, enfrenta enormes desafíos para contener a estas bandas. Recientemente, más de dos docenas de miembros de pandillas fueron asesinados por residentes que se unieron a la policía para repeler un ataque en un suburbio adinerado.
Entre julio y septiembre, la ONU reportó más de 1200 asesinatos en Haití, con el 47 % atribuido a pandillas y el 45 % a operaciones policiales. Además, la inseguridad alimentaria está en aumento, dejando a miles al borde de la hambruna debido al conflicto y la inestabilidad política. El nuevo gobierno enfrenta desafíos internos sobre control y legitimidad, mientras los líderes haitianos presionan para transformar la misión internacional en una de mantenimiento de paz que brinde más recursos y apoyo. La situación es crítica y requiere atención urgente para evitar un colapso total del orden social en Haití.
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