“El tiempo de las órdenes en inglés se acabó. Venezuela no es colonia de nadie”, es el desafiante mensaje lanzado por Nicolás Maduro este domingo contra Donald Trump, quien ha notificado a Repsol y a otras compañías petroleras asociadas con la venezolana PDVSA que sus permisos para exportar crudo y derivados desde Venezuela quedan cancelados.
El presidente venezolano ha asegurado en su misiva que su país no aceptará más imposiciones extranjeras, en alusión a la nueva oleada de sanciones de EE.UU. contra el sector petrolero venezolano que han visto la luz pública en las últimas semanas.
No obstante, el jefe de Estado del país sudamericano ha dejado claro a través de un vídeo compartido en Telegram que su país sigue buscando relaciones de respeto, y que seguirá siendo una nación libre e independiente.
Una vez más, el mandatario venezolano ha remarcado que el propio Estados Unidos sufrirá las consecuencias que, según él, tendrá la política estadounidense a nivel global.
Maduro consideró estas medidas como parte de una “guerra económica” impulsada por Washington para intentar doblegar a su gobierno, y además advirtió que la Organización Mundial del Comercio (OMC) está “casi herida de muerte” debido a las agresiones económicas de potencias como EE.UU. Según el mandatario, la política de sanciones y aranceles genera un ambiente caótico en el comercio mundial, afectando no solo a Venezuela, sino a otros países.
La cancelación de los permisos a las compañías petroleras y el reciente arancel del 25% impuesto por Trump a los compradores de petróleo venezolano afectan directamente al sector petrolero, principal fuente de ingresos del país sudamericano. Desde el comienzo de su mandato, el 20 de enero pasado, el presidente de Estados Unidos ha mantenido el asedio económico contra la rama petrolera venezolana mediante la firma de continuos memorandos que incluyen sanciones petroleras.
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