El lunes, Carlos Vecchio —embajador designado por el dirigente opositor Juan Guaidó para Estados Unidos— anunció que había tomado el control de tres edificios diplomáticos de Venezuela en el país norteamericano, entre ellos, el consulado en Nueva York. El enviado del golpista Guaidó, asimismo, dijo que también pretende hacerse con el control de la embajada en las “próximas semanas”.
No obstante, invitados por representantes gubernamentales venezolanos, varios activistas ingresaron el martes en la embajada para cerrar paso al plan de Vecchio.
Esperan que nuestra “presencia pacífica” en la embajada sea algo disuasorio para Vecchio y el resto de representantes de Guaidó. “Es una cosa preventiva”, dijo ayer jueves a la agencia española Efe, Medea Benjamín, cofundadora de la organización social Code Pink.
Benjamín aseguró que la entrada de los representantes de Guaidó en la referida sede diplomática carece de “fundamento legal”, pues el presidente Nicolás Maduro “es el que tiene el poder”.
La activista de Code Pink —organización que impulsó la iniciativa en cuestión—, del mismo modo, recordó al Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, el deber de cumplir con sus obligaciones internacionales y que no facilite a los enviados de Guaidó la toma de instalaciones diplomáticas en territorio estadounidense.
Quedamos asustados. Es un precedente peligroso. Si ellos pueden hacer esto en Estados Unidos también nos lo pueden hacer a nosotros en otros países”, según Medea Benjamín, cofundadora de la organización social Code Pink, uno de los activistas que duermen desde el martes en la embajada de Venezuela en EE.UU. para evitar su ocupación por los enviados del opositor Juan Guadó.
“Yo creo en las leyes internacionales (…) Yo sé que según las convenciones de Viena es ilegal la propiedad de otro Gobierno. Eso no es un proceso legal”, ha dicho la activista, por otra parte, a la televisión colombiana NTN24.
Anteriormente, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, tachó la toma de control de los edificios diplomáticos de una “ocupación forzosa e ilegal” e instó a Washington a proteger las sedes diplomáticas de Venezuela “incluso en caso de ruptura de relaciones”.
Estos hechos se dan, mientras el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Robert Palladino, ya ha dicho que la Cartera “estaba encantada de apoyar” las citadas incautaciones.
La Asamblea Nacional venezolana —de mayoría opositora y declarada en desacato en 2016— ya había aprobado a finales de enero la designación de representantes diplomáticos en EE.UU., Argentina, Colombia, Panamá, Costa Rica, Ecuador, Chile, Honduras, Canadá y Perú. También designó el martes a representantes en el Reino Unido e Irlanda del Norte, Hungría, Bulgaria, República Checa, Polonia y Finlandia. Todos esos países ya habían reconocido la supuesta legitimidad de la autoproclamación el 23 de enero de Guaidó.
Todas estas circunstancias vienen dentro del marco de las violaciones de la oposición venezolana de la Constitución del país, comenzadas con la autoproclamación de Guaidó. Ante esa crisis política, alimentada abiertamente desde EE.UU., el presidente Maduro ha llamado a la oposición a un diálogo que permita la paz de la nación y a abandonar el camino del “intervencionismo yankee”.
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