La Administración del presidente estadounidense Barack Obama hizo públicos el lunes documentos desclasificados de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) sobre las operaciones realizadas para callar y eliminar a los líderes izquierdistas y organizaciones sociales que se oponían a los Gobiernos dictatoriales del Cono Sur apoyados por Washington.
Los documentos, citados el lunes por la agencia de noticias venezolana Telesur, reflejan un acuerdo regional firmado en 1974 entre los Gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay para facilitar la cooperación entre sus agentes de seguridad e intercambiar datos sobre “terroristas”, nombre que daban a los líderes progresistas de la región.
Dos prominentes exiliados políticos en Argentina fueron asesinados en misteriosas circunstancias”, cuenta el documento descalificado por la CIA.
El pacto, conocido como ‘Plan Condór’, también permitía operaciones ilegales contra exiliados fuera de la zona, particularmente en Europa.
“Dos prominentes exiliados políticos en Argentina fueron asesinados en misteriosas circunstancias”, documenta una de las piezas, que además recoge un ataque en mayo de 1977 de hombres armados a las oficinas de la Comisión Católica Argentina sobre Inmigración, donde robaron datos secretos de cientos de inmigrantes y refugiados, sin que la policía investigara el suceso.
El texto reconoce que las dictaduras militares del Cono Sur no dudaban en dañar a personas inocentes para destruir organizaciones de izquierda como la Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR). La Constitución de la mayoría de estos países incluía la posibilidad de declarar Estados de sitio para limitar la libertad de los ciudadanos u otras cláusulas de emergencia que les daban el poder de arrestar, detener o censurar.
Los documentos se refieren a otras medidas “no violentas”, como el uso de guerra psicológica y propaganda mediática para generar miedo entre la población, obligando a reportar cualquier actividad inusual.
Los servicios de inteligencia y los Ejércitos de las dictaduras de derecha hispanoamericanas mataron en los años 70 y 80 a más de 60.000 disidentes. La CIA, preocupada por la izquierda revolucionaria que latía en la región, les ofrecía su inestimable ayuda.
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