El biólogo José Luis Pérez-González escuchó por primera vez su inusual manera de comunicarse en 2015, al acampar cerca de un arroyo, en el marco de una expedición de reconocimiento de ranas arlequines.
“Nos aburrimos y fuimos a explorar el arroyo, donde encontramos una rana de cristal, pero su manera de croar era muy diferente a la de la especie que ya conocíamos, la endémica rana gigante de cristal de Magdalena. Fue una hermosa experiencia encontrar una especie completamente nueva solo por el hecho de estar ociosos. Fue un verdadero golpe de suerte”, indicó Pérez-González, vicepresidente de la Fundación Atelopus, miembro de Global Wildlife Conservation (GWC), informó el lunes la revista IFLScience.
La nueva especie, bautizada rana de cristal gigante de la Guajira (Ikakogi ispacue), es casi idéntica a la rana de cristal gigante de la Magdalena (Ikakogi tayrona), pero su croar es diferente.
Nos aburrimos y fuimos a explorar el arroyo, donde encontramos una rana de cristal, pero su manera de croar era muy diferente a la de la especie que ya conocíamos, la endémica rana gigante de cristal de Magdalena. Fue una hermosa experiencia encontrar una especie completamente nueva solo por el hecho de estar ociosos. Fue un verdadero golpe de suerte”, indicó Pérez-González, vicepresidente de la Fundación Atelopus, miembro de Global Wildlife Conservation (GWC).
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