Hablando en una entrevista a la cadena rusa RT, difundida el sábado, Lavrov criticó al régimen sionista por usar cada vez más fuerza contra los movimientos de Resistencia, a los que “considera radicales”. Sin embargo, dijo que “ello no se puede alcanzar, ya que HAMAS forma parte del pueblo palestino, al igual que Hezbolá forma parte del pueblo libanés”.
Indicó que Rusia intenta transmitir el mensaje a Israel de que intentar resolver la crisis solo a través de la fuerza, sin considerar ninguna alternativa, “es un callejón sin salida”.
Repudió las políticas belicistas del gabinete extremista israelí y dijo que Israel es la única parte interesada en una gran guerra en Asia Occidental.
Aprovechó la entrevista para censurar al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, por haber dicho “públicamente que no le importa la creación de un Estado palestino, sino la seguridad de Israel como Estado”. Esta postura, dijo Lavrov, va en contra de la decisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que ha reconocido la legitimidad de un posible Estado palestino en sucesivas resoluciones y “es un hecho muy triste”.
El jefe de la Diplomacia rusa también denunció la muerte de más de 40 600 civiles palestinos como consecuencia de los ataques indiscriminados israelíes en la Franja de Gaza desde el inicio de la guerra en octubre pasado. “Y, por supuesto, esas cifras dan miedo”, sostuvo.
Expresó, además, su decepción por el apoyo incondicional de Estados Unidos a Tel Aviv. “Washington bloquea cualquier acuerdo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que conduzca a un alto el fuego total y permanente. Washington suministra constantemente armas a Israel”, repudió.
El 7 de octubre pasado, Israel, patrocinado por EE.UU. y algunos países occidentales, desató una guerra genocida contra los palestinos en la Franja de Gaza que hasta el momento ha dejado más de 40 600 palestinos muertos, en su mayoría mujeres y niños.
Pese a haber causado devastaciones generalizadas en el enclave, Israel sigue estando lejos de su objetivo principal, es decir, “aniquilación de HAMAS”, pruebas de lo cual son los constantes ataques con cohetes de la milicia a los asentamientos israelíes del sur, mortíferas y complejas emboscadas contra tropas israelíes y alta cifra de bajas del ejército israelí, entre otras.
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