La noche del pasado sábado, una serie de imágenes gráficas de cadáveres de civiles tendidos en las calles de Bucha, una ciudad ucraniana recién liberada a 37 kilómetros al noroeste de Kiev (capital), circularon las redes sociales. De inmediato, Ucrania responsabilizó a las fuerzas rusas de esta matanza.
En reacción, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, ha catalogado este lunes dichas publicaciones de “ataque de falsificaciones” y ha hecho hincapié en que las imágenes fueron captadas tras la retirada de las fuerzas rusas de Bucha.
“Allí fue organizada una escenificación que van difundiendo por todos los canales y todas las redes sociales los representantes ucranianos y sus patrocinadores occidentales”, ha puesto de relieve el alto funcionario ruso.
Además, Lavrov ha aseverado que Rusia ve tales provocaciones como una “amenaza directa a la paz y seguridad mundial” por lo que, agrega, Moscú ha pedido “una reunión urgente” del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) para abordar este asunto a nivel internacional.
El Ministerio de Defensa de Rusia dejó claro el domingo que las fuerzas rusas abandonaron Bucha el pasado 30 de marzo, mientras que las imágenes se difundieron cuatro días después, cuando los miembros del Servicio de Seguridad de Ucrania y la televisión local llegaron a la localidad. Además, afirma que los hechos —los cuerpos de las víctimas no presentan rigor mortis, no tienen las manchas características de los cadáveres, y en las heridas hay sangre no coagulada— “confirman de forma irrefutable” que las publicaciones de Bucha son otra escenificación de Ucrania para los medios de comunicación occidentales.
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