“Nuestras relaciones todavía están prácticamente en el punto más bajo, su estado va de mal en peor, tanto a nivel bilateral como en términos de la responsabilidad de nuestros dos países en los asuntos multilaterales, sobre todo en el tema del control de armas y la estabilidad estratégica”, ha afirmado este domingo Dmitri Peskov.
El vocero ruso ha señalado que los expertos de ambos países mantienen “contactos tímidos” para discutir los tratados de control de armas a nivel mundial, pero no han acercado posturas en lo tocante a la responsabilidad de los países en términos de preservar los documentos existentes, como el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III, por sus siglas en inglés).
En este sentido, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, había indicado anteriormente que las relaciones entre Moscú y Washington se habían resentido considerablemente por los procesos políticos internos en EE.UU., explicando que estos procesos también habían incidido en el resto del mundo, puesto que el país norteamericano sigue siendo una de las economías más grandes en términos de poder militar y nuclear.
Ahora el START III, suscrito en 2010 entre los entonces presidentes ruso y estadounidense, Dmitri Medvédev y Barack Obama, respectivamente, expira en febrero de 2021 y representa el último acuerdo que vincula a EE.UU. y Rusia, después de que la Casa Blanca rompiera definitivamente, en agosto de 2019, el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), tras acusar a Rusia de haberlo violado al “desarrollar en secreto” armas que prohíben el convenio, un alegato rechazado por Moscú.
El START III limita los arsenales de los dos países a un máximo de 700 misiles desplegados, 1550 ojivas nucleares y 800 vehículos correspondientes, desplegados y en reserva.
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