Teherán deja claro que los actos terroristas del régimen de la ocupación no quedarán sin respuesta
El 1 de abril, el mundo fue testigo de una nueva práctica israelí contra el derecho internacional. El edificio del consulado de Irán en Damasco, fue destruido por un ataque aéreo del régimen de Tel Aviv. Como resultado, siete miembros del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica perdieron la vida. Entre ellos, el general Mohamad Reza Zahedi, alto comandante militar del país persa.
Y el castigo no tardó mucho en llegar. La madrugada de 14 de abril, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán, llevó a cabo con éxito, una amplia operación punitiva con misiles y drones contra bases militares israelíes.
No obstante, el régimen de la ocupación israelí, que cuenta con la impunidad de EE.UU., optó por seguir con su insensatez y crímenes.
El 31 de julio, asesinó al líder político del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina HAMAS, Ismail Haniya, en Teherán, un día después de asistir a la ceremonia de juramentación del presidente iraní, Masud Pezeshkian.
Y el 27 de septiembre bombardeó intensamente el sur del Líbano, martirizando al general de brigada Abás Nilforushan, un alto comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán, junto con el secretario general del Movimiento de Resistencia Islámica del Líbano, Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá.
Ante tales atrocidades letales, Irán realizó la operación Verdadera Promesa II… El 1 de octubre, la República Islámica lanzó 200 misiles hacia bases militares y de inteligencia israelíes en todos los territorios ocupados.
En su desesperación, el ejército israelí llevó a cabo el 26 de octubre ataques aéreos contra varias posiciones militares del país persa, martirizando a cuatro miembros del Ejército.
Teherán ha denunciado que la agresión israelí violó la soberanía iraní, por tanto, tiene derecho inminente a la legítima defensa, tal como consagra el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.
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