Masud Pezeshkian, antes de viajar a Egipto para asistir a la 11.ª cumbre de los ocho países islámicos en desarrollo D-8, declaró este miércoles que las reuniones de este nivel, acompañadas de un enfoque diplomático proactivo, son altamente efectivas y valiosas para fortalecer la cooperación entre los países islámicos en los ámbitos económico, político, cultural y social, además de promover el intercambio de experiencias.
Al destacar a Egipto, anfitrión de la reunión D-8, como un país de gran civilización e importancia en el mundo islámico, Pezeshkian señaló que, en noviembre, al margen de la reunión de los BRICS celebrada en Kazán, Rusia, se llevó a cabo un encuentro exitoso con el presidente de Egipto, donde las negociaciones se desarrollaron de manera favorable.
Además, subrayó que cuanto más cercanas, sólidas y efectivas sean nuestras relaciones con los países islámicos, mayor será nuestra capacidad para contrarrestar las conspiraciones dirigidas contra nuestro país y otras naciones islámicas, fortaleciendo al mismo tiempo nuestra influencia basada en la tolerancia.
“Además de expresar opiniones sobre el lema central de esta cumbre, también podrían surgir debates relacionados con Gaza, Palestina y el Líbano. Asimismo, se llevarán a cabo diálogos con algunos líderes de países para analizar cómo las naciones islámicas pueden actuar juntas frente a la opresión y los crímenes de los sionistas, adoptando un lenguaje y una visión compartidos, además de una diplomacia más activa para defender los derechos del pueblo oprimido de Gaza, Palestina, el Líbano y Siria”, resaltó Pezeshkian.
También destacó que las naciones islámicas deben apoyarse mutuamente y resolver sus diferencias a través del diálogo siempre que sea posible. Además, subrayó que la reunión del D-8 es una oportunidad para alinear posturas, lo que puede tener un impacto significativo en la diplomacia y la comunicación dentro de la región.
La organización D-8, que agrupa a Irán, Turquía, Pakistán, Bangladés, Malasia, Indonesia, Egipto y Nigeria, reúne a importantes países islámicos en desarrollo y representa a una población de 1,200 millones de personas en el mundo, con un PIB conjunto de 4,8 billones de dólares.
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