En una carta dirigida el lunes al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), el embajador permanente de Irán ante las Naciones Unidas, Amir Said Iravani, refutó las acusaciones de Estados Unidos de que Teherán envía armas a Yemen.
Iravani recordó que “en la reciente reunión del CSNU, que se celebró el 14 de febrero de 2024, […] lamentablemente, una vez más la representante de Estados Unidos [Linda Thomas-Greenfield] difundió información falsa y formuló acusaciones infundadas contra la República Islámica de Irán en relación con la situación en Yemen y el mar Rojo y aprovechó indebidamente el podio del Consejo de Seguridad para avanzar en su miope agenda política”, dijo.
“Irán rechaza contundentemente estas acusaciones infundadas y las considera un pretexto, mediante el cual, Estados Unidos busca justificar y legitimar sus medidas ilegales y agresión militar contra Yemen”, manifestó el representante iraní ante la ONU.
Destacó asimismo el compromiso de Teherán con la seguridad marítima y la libertad de navegación, así como con las resoluciones del CSNU sobre la venta y el envío de armas.
Iravani también denunció que los ataques de Estados Unidos y el Reino Unido contra Yemen violan claramente no solo el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, sino también la soberanía y la integridad territorial del país árabe.
Además, la agresión militar que encabeza Estados Unidos contra Yemen “es una grave amenaza a la paz, la estabilidad y la seguridad de la región”, señaló.
Estados Unidos, el principal aliado de Israel, en coordinación con el Reino Unido y otros socios, ha estado atacando múltiples objetivos en Yemen, desde mediados de enero, en el marco de una llamada alianza marítima en el mar Rojo, destinada a preservar la seguridad del régimen sionista.
Esto, en reacción ante las operaciones con misiles y drones de Yemen contra buques israelíes y los que se dirigen a los puertos de los territorios ocupados, con el objetivo de presionar a ese régimen para que detenga su guerra genocida contra Gaza, que ha dejado cerca de 29 000 palestinos muertos, desde el 7 de octubre.
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