Una ola de ataques con bombas ha azotado Afganistán en los últimos días. El más reciente tuvo lugar el viernes en la ciudad norteña de Kunduz, donde una explosión destruyó una mezquita y dejó un saldo de decenas de muertos y heridos.
“Es necesario que los gobernantes [de Afganistán] adopten medidas urgentes, adecuadas, serias y practicables para investigar y descubrir las causas de estas catástrofes”, además, las corrientes y los elementos que socavan la seguridad de este país deberían identificarse y castigarse, insistió el domingo el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, el general de división Mohamad Hosein Baqeri.
A criterio del general Baqeri, los autores de dichos atentados son elementos vinculados al terrorismo takfirí y “mercenarios pagados por el régimen terrorista [de Israel], EE.UU. y los servicios de seguridad afiliados al sistema hegemónico y sionista mundial”.
Por su parte, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, expresó el sábado sus condolencias a los familiares de las víctimas de los ataques terroristas registrados en Afganistán.
El pueblo afgano exige a los talibanes que se esfuercen más para brindar protección a los ciudadanos afganos que, en los últimos días, han sido blanco de ataques terroristas.
Muchos consideran dichos ataques como parte de una conspiración y un plan que buscan crear una división entre los musulmanes.
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