Este incremento, que supera en más de$1.083 millones al presupuesto del año anterior, pretendería responder a las demandas crecientes en áreas como salarios, inseguridad ciudadana, salud y educación. No obstante, lo más preocupante es que esta expansión presupuestaria no aborda la ineficiencia y corrupción que han caracterizado la gestión del gobierno actual. Con una economía que lucha por recuperarse y un sistema político en crisis, este presupuesto no sería suficiente para solucionar los problemas estructurales que enfrenta el país.
El reciente presupuesto de $67.980 millones que será presentado por el gobierno de Dina Boluarte para 2025 aparenta ser una respuesta a las crecientes demandas en áreas críticas. Sin embargo, la falta de un plan efectivo y la persistente ineficiencia en la gestión pública plantean serias dudas sobre si estos recursos serán suficientes para abordar los problemas más profundos del país.
Según el Ejecutivo, el presupuesto para 2025 se ha diseñado para ser más eficiente en la atención a las demandas de los gobiernos regionales; sin embargo, podría no ser suficiente para cubrir todas sus necesidades.
El bajo crecimiento del PBI de Perú plantea serios desafíos para la incorporación de jóvenes al mercado laboral, una situación que se agrava con un presupuesto público que podría no ser suficiente para enfrentar el desempleo y la falta de oportunidades.
Debido a la inestabilidad política, Perú podría perder su grado de inversión y caer al nivel especulativo, según S&P y Fitch Ratings. Esta situación afectaría la confianza de los inversores, lo que elevaría el costo del financiamiento externo.
Aarón Rodríguez, Lima.
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