Se estima que el Perú da asilo a más de 2000 personas de 39 países que han encontrado paz y oportunidades lejos de su familia y sus costumbres.
A diferencia de sus familiares y amigos muertos en la guerra, Eman pudo escapar y se casó con un peruano hace diez años. Pese al idioma pudo adaptarse, abrió un negocio de comida y, en coordinación con la embajada árabe palestina, ocupa su vida en brindar ayuda a refugiados.
Las solicitudes de refugio se han triplicado en los últimos tres años por lo que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) elige los casos más vulnerables y la Asociación Encuentros ayuda a estas personas a acceder a sus derechos fundamentales.
Hace un año, el profesor de Judo y padre de 6 hijos Josmany Merino se vio forzado a dejar Cuba. Cruzó la frontera con Brasil por Puerto Maldonado y llegó al Perú, donde trabaja para abrir un instituto cultural y deportivo.
Pese a que el país tiene una política de apertura, más de la mitad de refugiados se ha sentido discriminado en Perú. La nacionalidad, el aspecto físico y el color de la piel son las principales barreras hacia estas personas que se vieron forzadas a dejar su lugar e iniciar aquí una nueva vida.
Rudy Jordán, Lima.
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