“Decir que estamos cerca de un acuerdo es una ilusión”, ha sostenido este sábado Sami Abu Zuhri, miembro de alto rango del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), un día después de que Biden afirmara que un acuerdo de alto el fuego en la región de Asia Occidental está “más cerca que nunca”.
Abu Zuhri ha aseverado que no están ante un acuerdo ni ante negociaciones reales, sino ante la imposición de dictados estadounidenses.
Biden declaró que “crucemos los dedos” para un acuerdo de alto el fuego en Gaza y advirtió a todas las partes de la región que no hicieran nada que pueda socavar las conversaciones en esta etapa crucial.
Sus comentarios se produjeron después de que Estados Unidos, Catar y Egipto emitieran una declaración conjunta diciendo que habían celebrado conversaciones de cese al fuego en Gaza en una atmósfera positiva en Doha, capital catarí, añadiendo que las conversaciones fueron “serias y constructivas”.
Los mediadores presentaron una “propuesta puente” que permitiría la “rápida” implementación de un acuerdo que pondría fin a la guerra en Gaza y permitiría la liberación de los cautivos israelíes, según la declaración conjunta.
La Resistencia palestina ya ha dicho que no aceptará nuevas condiciones del régimen israelí como las que se describen en la nueva propuesta.
Mientras tanto, Sultan Barakat, profesor de políticas públicas en la Universidad Hamad Bin Khalifa, cree que Biden quiere un alto el fuego para permitir que la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, “recupere algunos de los votos musulmanes y árabes”.
Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha prometido mantener la guerra hasta lo que ha llamado la eliminación de HAMAS, una perspectiva que ha sido descartada como imposible por el grupo e incluso por algunos funcionarios israelíes y aliados de Tel Aviv.
Tanto el movimiento palestino HAMAS como muchas autoridades del propio régimen sionista responsabilizan a Netanyahu por el fracaso de las negociaciones hasta el momento.
Hasta ahora, el régimen de Tel Aviv ha matado a más de 40 000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, y ha dejado a otros 92 401 heridos. Además, más de 1,7 millones de personas se han visto desplazadas internamente.
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